La reciente captura de la banda de sicarios conocida como ‘Génesis’ o ‘Puentes’ ha sacudido a Bogotá. Esta organización criminal, con vínculos con las disidencias de las FARC, operaba desde las zonas altas de las localidades de Rafael Uribe Uribe y Usme. Estas áreas, por su geografía y pocas vías de acceso, dificultaban el ingreso y los controles de las autoridades, lo que facilitaba las actividades ilícitas de la banda.
Durante diez meses, la Policía de Bogotá y la Fiscalía llevaron a cabo labores de inteligencia para reunir pruebas contundentes contra la organización. Estas investigaciones culminaron en operativos de registro y allanamiento en 23 inmuebles, resultando en la captura de 21 personas. Entre los detenidos, 20 fueron capturados por orden judicial y uno en flagrancia. En estos operativos, las autoridades incautaron cuatro armas de fuego, 38 cartuchos de varios calibres, una moto, más de tres kilos de marihuana, más de 20 dosis de tusi, 400 papeletas de base de coca, 16 celulares, dos computadores y un millón doscientos mil pesos en efectivo.
El líder de la banda, alias ‘Compa o el Viejo’, dirigía las operaciones desde la cárcel del municipio de Girón, en Santander, donde cumple una condena de 30 años desde 2018. Este criminal, vinculado al frente 10 Martín Villa de las disidencias de las FARC, coordinaba las acciones a través de alias ‘Jota’, su segundo al mando. ‘Jota’ no solo coordinaba las actividades criminales, sino que también militaba en el frente de las disidencias. La pareja sentimental de ‘El Viejo’, conocida como ‘La Flaca’, también jugaba un papel crucial en la organización, dirigiendo operaciones relacionadas con homicidios, desapariciones, torturas y tráfico de estupefacientes.
Entre los capturados también se encuentra alias ‘Giovanni o triple 6’, jefe de sicarios y ejecutor de varios crímenes. Alias ‘Negro Veneco’ era el encargado de perpetrar torturas a miembros de otras bandas en medio de disputas por el control criminal de barrios como Diana Turbay, Palermo Sur, Cerro del Oriente y sectores como La Finca, El Valle y La Torre.
Las autoridades han destacado que con esta operación se afectaron las rentas criminales de la organización en al menos 350 millones de pesos mensuales. Además, se logró el esclarecimiento de cuatro homicidios cometidos en Bogotá y Zipaquirá, Cundinamarca. Los detenidos serán juzgados por delitos como homicidio, desaparición forzada, tráfico, fabricación y comercialización de sustancias estupefacientes, armas de fuego, instrumentalización de menores de edad en la comisión de delitos, amenazas, extorsión y lesiones personales. Un juez con función de control de garantías ha enviado a prisión a 19 de los 21 capturados.
La caída de esta banda representa un golpe significativo al crimen organizado en Bogotá. Sin embargo, también pone de manifiesto la capacidad de las organizaciones criminales para operar desde lugares de reclusión. La coordinación de alias ‘El Viejo’ desde la cárcel subraya la necesidad de reforzar los controles y la vigilancia en los centros penitenciarios. Además, la participación de miembros de las disidencias de las FARC en actividades criminales urbanas plantea interrogantes sobre la evolución de estos grupos y su capacidad para adaptarse a nuevos contextos delictivos.
La operación también resalta la importancia de la colaboración entre diferentes entidades de seguridad y justicia. La Policía de Bogotá y la Fiscalía demostraron que, con una planificación meticulosa y una ejecución precisa, es posible desarticular organizaciones criminales complejas. No obstante, la lucha contra el crimen organizado requiere un esfuerzo continuo y coordinado. Las autoridades deben seguir trabajando para prevenir la reconstitución de estas bandas y para garantizar la seguridad de los ciudadanos.
En este contexto, es crucial que la sociedad civil también juegue un papel activo. La denuncia y la colaboración con las autoridades son fundamentales para combatir el crimen. La comunidad debe estar alerta y dispuesta a colaborar para que las zonas afectadas por la criminalidad puedan recuperar la tranquilidad y el orden.
Finalmente, es necesario reflexionar sobre las condiciones que permiten la proliferación de estas organizaciones. La falta de oportunidades, la desigualdad y la exclusión social son factores que alimentan el crimen. Abordar estos problemas de raíz es esencial para construir una sociedad más justa y segura. La captura de la banda ‘Génesis’ es un paso importante, pero la lucha contra el crimen organizado es una tarea de largo aliento que requiere el compromiso de todos los sectores de la sociedad.