Jorge Alberto Camacho Lizarazo - @JorgeaCAMACHOl Twitter
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Esta semana, la Gobernación de Cundinamarca firmó un convenio de asociación con la Corporación Agua Somos. Este acuerdo, valorado en más de $3.000 millones, tiene como objetivo fortalecer el esquema de Pago por Servicios Ambientales (PSA) en el Páramo de Guerrero. Este ecosistema, ubicado al norte del departamento, abarca municipios como Zipaquirá, Tausa, Cogua, Tabio y Pacho. Además, es crucial para el abastecimiento de agua de Bogotá.

El convenio busca proteger los recursos hídricos del Páramo de Guerrero. Los Pagos por Servicios Ambientales (PSA) son incentivos económicos para quienes viven cerca de cuencas de ríos, páramos, bosques nativos y quebradas. Estos pagos buscan fomentar estrategias comunitarias que enfrenten el cambio climático y aseguren la salud de las fuentes de agua.

La Gobernación de Cundinamarca aportó $1.800 millones, los municipios $239 millones y Agua Somos $1.114 millones. Estos fondos se destinarán a la preservación y restauración de 784 hectáreas en el Páramo de Guerrero. Este esfuerzo se enfoca en varios aspectos clave.

Primero, la adicionalidad. Este concepto se refiere a la creación de nuevas áreas que ofrezcan mayores o mejores servicios ambientales. En segundo lugar, se busca promover cambios en el uso de la tierra y la producción sostenible. Esto implica hacer que las actividades productivas sean más amigables con la naturaleza.

El tercer aspecto es el ordenamiento ambiental del territorio. Esto incluye la reducción de conflictos por el uso de la tierra, la mejora de la conectividad y el fortalecimiento de las funciones ecosistémicas. La gobernanza de actores es otro punto importante. Se trata de empoderar a las comunidades locales para que cumplan con las normas y gestionen la conservación de manera comunitaria.

Finalmente, el escalamiento es una posibilidad para incrementar las áreas protegidas y mejorar las condiciones ambientales. Este enfoque integral busca no solo la conservación, sino también el desarrollo sostenible de las comunidades locales.

Diego Cárdenas, secretario de Ambiente de Cundinamarca, destacó la importancia del convenio. “Este es un logro importante para que las comunidades rurales puedan tener beneficios por conservar esas áreas que nos favorecen a todos, como son los grandes centros de retención de agua o lograr un manejo sostenible del suelo, y que por medio de estos pagos tengan esos propietarios otros ingresos adicionales”, señaló.

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El convenio también tiene implicaciones sociales y económicas. Por un lado, se busca mejorar la calidad de vida de las comunidades rurales. Por otro, se pretende asegurar la sostenibilidad de los recursos naturales. Este enfoque dual es esencial para enfrentar los desafíos del cambio climático y la degradación ambiental.

Además, el convenio fomenta la participación activa de las comunidades locales. Esto es crucial para el éxito de cualquier iniciativa de conservación. La participación comunitaria no solo asegura la implementación efectiva de las medidas, sino que también fortalece el tejido social.

El Páramo de Guerrero es un ecosistema vital para la región. Su conservación es esencial para el abastecimiento de agua de Bogotá y otras áreas. Los embalses que proveen agua a la capital dependen de los afluentes que nacen en este páramo. Por lo tanto, su protección es una prioridad.

El esquema de PSA no es nuevo, pero su implementación en el Páramo de Guerrero es un paso significativo. Este modelo ha demostrado ser efectivo en otras regiones del mundo. Sin embargo, su éxito depende de varios factores, incluyendo la participación comunitaria, el financiamiento adecuado y la gobernanza efectiva.

El convenio también aborda la necesidad de cambios en el uso de la tierra. La producción sostenible es un componente clave. Esto implica prácticas agrícolas y ganaderas que no degraden el suelo ni los recursos hídricos. La transición hacia una producción más sostenible es un desafío, pero también una oportunidad.

El ordenamiento ambiental del territorio es otro aspecto crucial. La reducción de conflictos por el uso de la tierra es esencial para la conservación. Además, mejorar la conectividad entre áreas protegidas fortalece las funciones ecosistémicas. Esto incluye la migración de especies y la dispersión de semillas.

La gobernanza de actores es fundamental para el éxito del convenio. Empoderar a las comunidades locales asegura el cumplimiento de las normas y la gestión efectiva de la conservación. La participación comunitaria es esencial para la sostenibilidad a largo plazo.

El escalamiento es una posibilidad emocionante. Incrementar las áreas protegidas puede mejorar las condiciones ambientales de manera significativa. Sin embargo, esto requiere un enfoque coordinado y recursos adecuados.

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