En Nueva York, el presidente Gustavo Petro inauguró un monumento hecho con armas fundidas de las ex-FARC. Este evento se llevó a cabo en el marco de su visita para asistir al Consejo de Seguridad de la ONU. La obra, instalada en 2019, fue entregada oficialmente en una ceremonia que también contó con la presencia de un representante del partido Comunes.

El evento comenzó una hora más tarde de lo previsto debido a un retraso del mandatario. Este contratiempo provocó que algunos invitados, como la representante de Estados Unidos, se retiraran antes de la ceremonia. A pesar de esto, en el lugar esperaban miembros del Consejo de Seguridad, víctimas exiliadas en Estados Unidos y otros invitados especiales.

Durante su discurso, Petro destacó la importancia del monumento y lo que representa. “Por el sitio y lo que representa este sitio, es un patrimonio que queda en la historia de la humanidad. En Colombia hacemos y deshacemos violencias. Deshacemos la violencia con la paz pero surge la violencia de nuevo. Pareciera una especie de mal permanente, de vicio cultural”, afirmó el presidente.

Petro también subrayó su papel en la historia de Colombia. “Soy una especie de excepción histórica, queremos que sea un cambio de era, en la que Colombia se integre a la lucha democrática. Esa es la lucha, a eso le llamamos un proceso de paz. Un proceso de paz es una lucha social, una lucha política. A pesar de haber escrito frases que se firman, muchísimos de sus objetivos son en Colombia un consenso, una lucha aun por librarse. El derecho a vivir en paz es una lucha social en Colombia”, añadió.

Para concluir su intervención, el presidente hizo un llamado a una revolución por la vida. “El camino de la solución no es otro que el camino de la sabiduría y la vida”, aseguró.

La obra, llamada Kusikawsay, estaba cubierta con un manto blanco que llevaba la bandera de Colombia. Según su creador, el artista chileno Mario Opazo, esta palabra significa en quechua “vida nueva y venturosa”. El monumento consiste en una canoa que sale de la tierra hacia el cielo como un misil y está enclavada en una tumba. Desde distintas perspectivas parece un proyectil, pero al estar cerca y recorrerla se descubre su cavidad. “La canoa es un medio de transporte importante en el país, pero además ha sido testigo silencioso del cementerio en el que se convirtieron nuestros ríos en las épocas más crudas de la violencia”, explicó Opazo. La obra está hecha con el bronce de siete toneladas de balas que antes pertenecían a la guerrilla.

Las 8.994 armas y municiones que pertenecían a las ex-FARC quedaron en manos de la Misión de Verificación de la ONU. Este organismo las fundió y las convirtió en algo más de 37 toneladas de metal. Con ese material se construyeron tres monumentos. Uno está en Bogotá: es el piso que cimienta el espacio de arte y memoria Fragmentos, de la artista Doris Salcedo. Otro quedó pactado para ocupar lugar en La Habana (Cuba), sede de la negociación entre el gobierno de Juan Manuel Santos y los voceros de la exguerrilla.

Durante el evento de inauguración en Nueva York, Diego Ferney Tovar, firmante de paz y delegado del Partido Comunes, tomó la palabra para agradecer el apoyo de la comunidad internacional en el Acuerdo Final. “Desde que se firmó el Acuerdo en 2016, es la primera vez que un miembro de las extintas FARC puede viajar a Nueva York para agradecer por su apoyo vital al Acuerdo de Paz. Ingresé a la guerrilla motivado por diferentes circunstancias y hoy contemplo la necesidad de construir la paz”, expresó.

Tovar también hizo un recuento del número de líderes y firmantes que han sido asesinados hasta el momento. “Hoy podemos decir que seguimos firmes por la paz. Este monumento simboliza el sentido de nuestra lucha. Dejar las armas para construir una sociedad sin violencia. Dedicamos esta inauguración al universo de víctimas y a los asesinados cuando apostaron a la paz. Más de 1621 personas entre líderes y lideresas junto a 428 firmantes asesinados desde 2016”, concluyó.

El evento en Nueva York no solo marcó un hito en la historia de Colombia, sino que también subrayó la importancia de la paz y la reconciliación. La inauguración del monumento Kusikawsay es un recordatorio de los esfuerzos y sacrificios realizados para alcanzar la paz. Además, simboliza la esperanza de un futuro sin violencia.

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