En las sombras de la noche, un escenario perturbador se desplegaba en el lujoso hotel Gotham City, ubicado en El Poblado, Medellín. Timothy Alan Livingston, un estadounidense de 36 años, se encontraba en un apartamento del hotel con dos menores de edad, de 13 y 12 años, una de ellas trans, y un tercer menor, de aproximadamente 10 años, quien ejercía la labor de campanero, alertando sobre el mejor momento para ingresar al exclusivo lugar. Este hecho, que desató una serie de investigaciones por parte de la Fiscalía General de la Nación, revela las profundas fallas en los sistemas de protección a menores y la urgente necesidad de reforzar los mecanismos de seguridad y vigilancia en establecimientos que pueden ser escenarios de explotación infantil.
La Fiscalía se encuentra en un proceso de recolección de pruebas para solicitar la extradición de Livingston y someterlo a la justicia colombiana. Entre las evidencias, se encuentran testimonios de empleados del hotel y videos que muestran cómo los menores aprovecharon el cambio de guardia de seguridad para ingresar al edificio, a pesar de que el guarda de seguridad había detectado previamente el intento de ingreso con cédulas falsas.
La escena que las autoridades encontraron en la habitación del hotel, cuyo costo por noche oscila entre un millón doscientos mil y tres millones de pesos, fue descrita como “una escena de locos”. Un fuerte olor a marihuana permeaba el ambiente, con cigarros dispersos alrededor del jacuzzi y los censores de humo desactivados para evitar la detección. Las menores, vestidas con trajes de baño diminutos, se encontraban en el jacuzzi con Livingston. La tarjeta para abrir las puertas del hotel estaba untada de tusi, y en el baño se encontraron cinco condones usados.
Sin embargo, a pesar de los alarmantes hallazgos, la escena no fue acordonada adecuadamente, y la botella con colillas de cigarrillos de marihuana desapareció. Incluso se reportó que uno de los policías utilizó el baño de la habitación. Este manejo inadecuado de la escena del crimen plantea serias preguntas sobre la eficacia de las respuestas iniciales a situaciones de explotación infantil.
La habitación había sido alquilada a través de la plataforma Airbnb, que tiene normas estrictas contra el turismo sexual. Tras el escándalo, el hotel canceló el contrato de arrendamiento y la permanencia de Livingston en el establecimiento. Este incidente subraya la importancia de que plataformas de alquiler y hoteles implementen y hagan cumplir rigurosamente políticas que prevengan la explotación sexual infantil.
La denuncia inicial, realizada por una persona anónima que observó a Livingston ingresar al hotel con las menores, fue crucial para desencadenar la investigación. La ONG Libertas International, que lucha contra la explotación sexual infantil, destacó la importancia de este acto, señalando que podría haber salvado a las menores de un abuso incalculable. Este caso resalta la importancia de la vigilancia comunitaria y la denuncia ciudadana en la protección de los más vulnerables.
La situación de Timothy Alan Livingston y las menores en el hotel Gotham City es un llamado de atención sobre la necesidad de fortalecer las políticas y prácticas de protección a menores, tanto en Colombia como internacionalmente. Es imperativo que las autoridades, empresas y la sociedad civil trabajen conjuntamente para crear entornos seguros para los niños y adolescentes, donde su bienestar y derechos sean la máxima prioridad. La lucha contra la explotación sexual infantil requiere de un compromiso inquebrantable y de acciones concretas para prevenir, detectar y responder a estos delitos, asegurando que los responsables enfrenten la justicia y que las víctimas reciban el apoyo necesario para superar estas traumáticas experiencias.