En las últimas jornadas, Colombia ha sido testigo de una serie de incendios forestales que han encendido las alarmas sobre la preservación de ecosistemas vitales. Entre ellos, el páramo de Berlín, ubicado en el municipio de Tona, Santander, ha sufrido un devastador incendio que ha consumido más de 40 hectáreas de frailejones, una planta emblemática y crucial para el equilibrio ambiental del país.
El frailejón, conocido por su capacidad de almacenar agua, es un componente esencial de los páramos colombianos. Amalia Díaz, del Hermario Instituto Humboldt, ha destacado su singularidad, señalando que puede retener hasta 40 veces su peso en agua. Esta característica es fundamental para la alimentación de ríos y quebradas que, a su vez, abastecen a millones de personas.
El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia ha enfatizado la importancia del frailejón, resaltando que es una de las especies emblemáticas de los páramos del país, con 91 especies ubicadas principalmente en la cordillera Oriental. Su densidad y abundancia, así como las interacciones ecológicas que establece y los servicios ecosistémicos que ofrece, son vitales para la sostenibilidad del ecosistema de páramo.
Los incendios no solo amenazan la supervivencia de estas plantas, sino que también tienen consecuencias desastrosas para la biodiversidad, la calidad del aire y del agua, y la salud humana. La pérdida de bosques y la destrucción de hábitats naturales son solo algunas de las repercusiones de estos siniestros.
El crecimiento de un frailejón es un proceso lento y meticuloso. Según Amalia Díaz, estos pueden crecer aproximadamente 1 centímetro por año, lo que implica que un ejemplar de 1 metro de altura podría haber necesitado un siglo para alcanzar tal tamaño. Esta tasa de crecimiento varía según las condiciones climáticas y la disponibilidad de recursos, siendo más rápida en páramos húmedos y más lenta en condiciones más adversas.
La longevidad de los frailejones es notable, con algunos ejemplares viviendo cientos o incluso miles de años. Jesús Mavarez, biólogo e investigador venezolano, ha indicado que las especies de frailejones presentes en Colombia y Venezuela se establecieron hace más de dos millones de años, durante la era geológica del Pleistoceno, cuando las condiciones climáticas se tornaron propicias para su desarrollo.
El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) ha emitido un reporte que pone de manifiesto la gravedad de la situación. Con 952 municipios en alerta por incendios y 33 en amenaza por deslizamiento, la situación es crítica. Además, se han registrado niveles bajos en las cuencas de los ríos Magdalena y Cauca, lo que añade una capa adicional de complejidad al panorama ambiental del país.
La situación actual demanda una reflexión profunda y una acción inmediata. La conservación de los frailejones y de los páramos no es solo una cuestión de preservación de la naturaleza, sino también de garantizar la seguridad hídrica y la salud de millones de colombianos. La respuesta a estos incendios y la prevención de futuros desastres son imperativos que no pueden ser ignorados. La protección de estos ecosistemas es una responsabilidad compartida que requiere del compromiso de todos los sectores de la sociedad.