En la tarde del martes 7 de mayo, Madrid se vio sacudida por una tragedia que ha dejado una profunda huella en el corazón de la ciudad. Un edificio en construcción, destinado a convertirse en una residencia de estudiantes universitarios en el distrito de Fuencarral-El Pardo, se derrumbó parcialmente, provocando la muerte de dos trabajadores y dejando a otro gravemente herido. Este suceso no solo ha conmocionado a la comunidad local sino que también ha puesto de relieve los riesgos inherentes a la industria de la construcción y la importancia de garantizar la seguridad en las obras.
Álvaro Sanjuanelo, originario de Campo de la Cruz, Atlántico, Colombia, y Ngolo, ciudadano nigeriano, perdieron la vida en este desafortunado incidente. Otro empleado, identificado como Hassan, sufrió una fractura de pierna y múltiples contusiones, aunque afortunadamente su vida no corre peligro. Las víctimas se encontraban en el cuarto nivel del edificio cuando los pisos quinto y sexto cedieron, colapsando hasta su ubicación y causando daños significativos en la estructura.
Las labores de rescate, que se extendieron por aproximadamente ocho horas, se vieron complicadas por las condiciones del lugar. Hassan, en un momento de desesperación y antes de que los cuerpos de sus compañeros fuesen recuperados, compartió con la Agencia EFE y otros medios su experiencia, describiéndola como momentos de “terror”. Su testimonio no solo refleja el impacto emocional del suceso sino también la incertidumbre y el miedo que enfrentan los trabajadores de la construcción a diario.
La comunidad local y las autoridades han reaccionado con consternación y apoyo. José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, y Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, expresaron sus condolencias y agradecimiento a los servicios de emergencia a través de las redes sociales. Estas muestras de solidaridad son fundamentales para las familias y amigos de las víctimas en estos momentos de dolor.
La investigación del accidente está en manos del Grupo de Siniestralidad Laboral de la Comisaría de Coordinación Judicial de la Policía Municipal de Madrid. Aunque aún no se ha establecido una hipótesis clara sobre las causas del derrumbe, el Ayuntamiento de Madrid ha prometido revisar las licencias y el procedimiento administrativo para la ejecución de la obra, lo que sugiere una posible revisión de las prácticas y normativas de seguridad en la construcción.
Este trágico evento subraya la necesidad de una vigilancia y regulación más estrictas en el sector de la construcción. La seguridad de los trabajadores debe ser siempre la prioridad, y es imperativo que se tomen todas las medidas necesarias para prevenir accidentes de este tipo en el futuro. Además, este incidente resalta la importancia de la respuesta y preparación de emergencia, demostrando la valentía y el esfuerzo de los equipos de rescate que trabajaron incansablemente en condiciones peligrosas.
La pérdida de Álvaro Sanjuanelo y Ngolo es un recordatorio sombrío de los peligros que enfrentan aquellos en la industria de la construcción. Mientras la comunidad de Madrid se une en luto, también debe reflexionar sobre cómo mejorar la seguridad en las obras para proteger a sus trabajadores. La investigación en curso ofrecerá, con suerte, respuestas y soluciones para evitar que tragedias como esta se repitan.
