El asesinato de Ismail Haniye, líder de Hamás, ha sacudido la región y ha generado una serie de reacciones y consecuencias que podrían tener un impacto significativo en el conflicto palestino-israelí. El ataque, atribuido a Israel, ocurrió en Teherán, donde Haniye se encontraba para asistir a la toma de posesión del nuevo presidente iraní, Masud Pezeshkian. La Guardia Revolucionaria iraní y Hamás han confirmado su muerte y la de uno de sus guardaespaldas.
El comunicado de Hamás, publicado en el diario palestino ‘Filastín’ y difundido a través de su canal de Telegram, describe a Haniye como un “hermano, líder, mártir” y condena el ataque como un “traicionero ataque sionista”. La Guardia Revolucionaria de Irán también ha ofrecido sus condolencias a “la heroica nación de Palestina”, subrayando la gravedad del incidente.
Musa Abú Marzuk, miembro del buró político de Hamás, ha calificado el asesinato como un “cobarde acto” que “no quedará sin castigo”. Por su parte, el portavoz Sami Abú Zuhri ha señalado que Israel es consciente de que este ataque “supone dispararse a sí mismo”. Zuhri ha enfatizado que la ocupación intenta quebrar la voluntad del movimiento y del pueblo palestino, pero que Hamás “se fortalece con cada gota de sangre derramada por la libertad”.
El contexto del ataque es crucial para entender las posibles repercusiones. Haniye se encontraba en Teherán para asistir a la toma de posesión del nuevo presidente iraní y había mantenido reuniones con el líder de Yihad Islámica, Ziyad al Najala, y el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei. Este ataque podría provocar una extensión del conflicto en la región, y las autoridades palestinas ya han hecho un llamamiento a la movilización general y al “levantamiento ante la ocupación” desde las mezquitas de Cisjordania.
Haniye es el cargo palestino de mayor rango en ser asesinado desde que Salé al Arouri muriera a principios de este año en un bombardeo en el sur de Líbano. Ocupó el cargo de primer ministro después de que Hamás ganara la mayoría absoluta en las elecciones del Consejo Legislativo en 2006, aunque fue destituido posteriormente por Mahmud Abbas. Su muerte podría tener un impacto significativo en las negociaciones mediadas por Egipto y Qatar para la liberación de rehenes y un alto el fuego en Gaza.
La autoría del ataque aún no ha sido confirmada oficialmente por Israel, aunque se trataría de la operación de mayor importancia llevada a cabo por el Ejército israelí desde los ataques perpetrados por Hamás el pasado 7 de octubre. Las autoridades israelíes han evitado hacer declaraciones al respecto y han descartado “responder a informaciones de medios extranjeros”. Sin embargo, el Gobierno israelí consideraba a Haniye uno de los responsables de los ataques del 7 de octubre, lo que podría explicar la motivación detrás del ataque.
Las repercusiones de este asesinato son múltiples y complejas. Por un lado, podría fortalecer la determinación de Hamás y otros grupos palestinos en su lucha contra la ocupación israelí. Por otro lado, podría complicar las negociaciones para un alto el fuego y la liberación de rehenes, ya que Haniye era un interlocutor clave en estas conversaciones. Además, el ataque podría provocar una escalada de violencia en la región, con posibles represalias por parte de Hamás y otros grupos aliados.