El presidente Gustavo Petro ha puesto en el centro del debate la “corrupción estructural” en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd). Esta entidad ha sido objeto de múltiples escándalos que han salpicado su administración. Petro afirmó que una “banda” ingresó a su gobierno para continuar con prácticas corruptas, pero que ya fueron expulsados. Además, anunció que la entidad será reestructurada una vez que toda la información sea entregada a la justicia.
El conflicto se intensificó cuando el presidente Petro tuvo un enfrentamiento con el senador de Cambio Radical, David Luna. Este choque comenzó tras una entrevista en la que Luna expresó su desconfianza en la palabra del presidente. Petro respondió en su cuenta de X: “¿Cómo va a creer en mi palabra si está metido en el partido con mayor número de presos por corrupción y parapolítica del país?”. Este fue uno de los más de 18 trinos que el presidente publicó en las últimas 12 horas.
La tensión aumentó cuando Luna replicó, recordando el escándalo de presunta corrupción en la gestión de recursos en la Ungrd. Luna mencionó a Olmedo López y Sneyder Pinilla, exfuncionarios que denunciaron irregularidades en la entidad y que fueron nombrados por el presidente Petro. “Ay, señor presidente, un burro hablando de orejas. Saludos a Olmedo, Sneyder y a los demás miembros de su Gobierno que, nombrados por usted, se robaron la plata del agua y la comida de La Guajira. Ellos y los ladrones de cualquier partido, incluyendo el suyo y el mío, deben terminar en la cárcel y con la extinción completa de su dominio. A diferencia suya, yo, en 25 años de carrera política, no he tenido ni una sola investigación. Sobre usted solo hay dudas por todos lados. Saludos”, fueron las palabras del senador.
Este intercambio de acusaciones ha puesto en evidencia la fragilidad de la confianza pública en las instituciones. La Ungrd, una entidad crucial para la gestión de desastres en el país, se encuentra en el ojo del huracán. La corrupción en esta entidad no solo afecta la eficiencia en la gestión de desastres, sino que también pone en riesgo la vida y el bienestar de miles de ciudadanos.
Diversas figuras gubernamentales, incluidos ministros y congresistas, han sido mencionadas en el escándalo. Sin embargo, hasta ahora, las pruebas parecen ser pocas. Esto plantea una serie de preguntas sobre la transparencia y la rendición de cuentas en el gobierno. ¿Qué medidas se están tomando para asegurar que los responsables sean llevados ante la justicia? ¿Cómo se puede garantizar que la reestructuración de la Ungrd sea efectiva y no solo un cambio superficial?
La situación también pone de relieve la necesidad de una reforma profunda en las instituciones públicas. La corrupción estructural no se erradica con la simple expulsión de unos pocos funcionarios. Se requiere un cambio de cultura y la implementación de mecanismos de control más rigurosos. La transparencia y la rendición de cuentas deben ser pilares fundamentales en cualquier administración.
Por otro lado, el enfrentamiento entre Petro y Luna refleja la polarización política en el país. En lugar de unirse para combatir la corrupción, los líderes políticos se enfrascan en disputas personales. Esto no solo distrae de los problemas reales, sino que también erosiona la confianza pública en el sistema político.
Es crucial que los ciudadanos exijan transparencia y rendición de cuentas a sus líderes. La corrupción no es un problema exclusivo de un partido o una administración. Es un mal que afecta a toda la sociedad y que requiere un esfuerzo conjunto para ser erradicado. La reestructuración de la Ungrd es un paso en la dirección correcta, pero debe ir acompañada de un compromiso real con la transparencia y la justicia.
En este contexto, la prensa juega un papel fundamental. Los medios de comunicación deben seguir investigando y sacando a la luz los casos de corrupción. Solo a través de una prensa libre y vigilante se puede asegurar que los responsables sean llevados ante la justicia y que las instituciones funcionen de manera transparente y eficiente.
La situación en la Ungrd es un llamado de atención para todos. La corrupción no solo afecta la eficiencia de las instituciones, sino que también pone en riesgo la vida y el bienestar de los ciudadanos. Es hora de que los líderes políticos dejen de lado sus disputas personales y se enfoquen en lo que realmente importa: la transparencia, la rendición de cuentas y el bienestar de la sociedad.
