El mundo del béisbol está de luto tras la muerte de Willie Mays, una leyenda que dejó una huella imborrable en el deporte y en la sociedad estadounidense. Mays falleció a los 93 años, según anunciaron su familia y los Gigantes de San Francisco, equipo con el que alcanzó la gloria y el reconocimiento mundial. La noticia ha conmocionado a los aficionados del béisbol y a todos aquellos que admiraban su talento y su carácter.
Willie Mays, conocido como “Say Hey Kid”, nació en Alabama en 1931. Su carrera en el béisbol comenzó en 1948 con los Birmingham Black Barons de la Liga Negra Americana. En 1950, los Gigantes de Nueva York lo ficharon, y debutó en las Grandes Ligas en 1951. En su primera temporada, Mays deslumbró con 20 jonrones y ganó el premio a Novato del Año. Tres años después, fue campeón de la Serie Mundial con los Gigantes, el último título de la franquicia antes de mudarse a San Francisco.
Uno de los momentos más icónicos de su carrera ocurrió en la Serie Mundial de 1954. Durante el primer juego contra los Indios de Cleveland, Mays realizó una atrapada por encima del hombro que pasó a la historia como “The Catch”. Esa jugada, en el octavo inning, mantuvo el marcador empatado 2-2 y permitió a los Gigantes ganar el juego 5-2 en entradas extra. A pesar de la magnitud de esa jugada, Mays siempre restó importancia a sus logros individuales. “Simplemente jugaba todos los días y disfrutaba de lo que hacía. Cuando había una gran atrapada era simplemente una rutina (…) Ganar era importante. Ganar”, dijo en una ocasión.
Mays se retiró del béisbol en 1973, después de una carrera que abarcó más de dos décadas. Jugó con los Gigantes desde 1951 hasta 1972 y terminó su carrera con los Mets de Nueva York. Además de ganar la Serie Mundial de 1954, Mays fue galardonado con dos premios al Jugador Más Valioso, con 11 años de diferencia. Conectó 660 jonrones, el sexto mejor en la lista de todos los tiempos de la MLB, y participó en 24 All-Star Games. En 1979, ingresó al Salón de la Fama del béisbol, consolidando su legado como uno de los mejores jugadores de todos los tiempos.
El impacto de Mays en el béisbol y en la sociedad estadounidense va más allá de sus logros en el campo. Fue el primer jugador negro en ser capitán de un equipo de Grandes Ligas, un hito que marcó un avance significativo en la lucha por la igualdad racial en el deporte. Su influencia se extendió más allá del béisbol, convirtiéndose en un símbolo de perseverancia y excelencia para generaciones de jugadores y fanáticos.
El presidente de los Gigantes de las Grandes Ligas, Greg Johnson, destacó la profunda influencia de Mays en el tejido de Estados Unidos. “Fue una inspiración y un héroe al que siempre se lo recordará y extrañará profundamente”, dijo Johnson. El comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred, también elogió a Mays, describiéndolo como una estrella que inspiró a “generaciones de jugadores y fanáticos”.
La familia de Mays emitió un comunicado conjunto con los Gigantes de San Francisco para anunciar su fallecimiento. “Mi padre falleció en paz y entre sus seres queridos”, dijo su hijo Michael Mays. “Quiero agradecerles a todos desde el fondo de mi corazón roto por el amor inquebrantable que le profesaron a lo largo de los años”, agregó.
La muerte de Willie Mays deja un vacío en el mundo del béisbol y en los corazones de quienes lo admiraban. Su legado perdurará en la memoria de todos aquellos que tuvieron el privilegio de verlo jugar y de aquellos que se inspiraron en su ejemplo. Mays no solo fue un jugador excepcional, sino también un pionero y un símbolo de esperanza y determinación. Su vida y su carrera son un testimonio del poder del deporte para trascender barreras y unir a las personas en la admiración de la grandeza humana.
