javiermilei - @javiermilei Instagram
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En la noche del domingo, las calles de Buenos Aires se llenaron de un aire de cambio. Javier Milei, el flamante presidente electo de Argentina, se dirigía a una multitud eufórica. “Considero al Estado como un enemigo”, proclamó, encapsulando en una frase su visión económica libertaria. Su victoria electoral no fue una sorpresa para quienes seguían de cerca su meteórica carrera política, pero sí un shock para el establishment político tradicional.

Milei, un personaje que despierta pasiones y controversias, ha prometido una revolución económica en un país marcado por la crisis. Su receta incluye recortar drásticamente el gasto público, desregular la economía, privatizar empresas públicas, cerrar el Banco Central, reducir los impuestos y terminar con las indemnizaciones laborales por despido. Estas medidas, sin duda, representan un giro radical en la política y economía argentina.

La propuesta de dolarizar la economía argentina ha generado un intenso debate. Milei, quien se describe como un “anarquista de mercado”, ha criticado duramente la moneda nacional, el peso argentino, llegando a despreciarlo públicamente con términos despectivos. Esta postura ha captado la atención tanto dentro como fuera de Argentina, generando interés y preocupación a partes iguales.

Pero, ¿cuál es la fuente de estas ideas económicas que Milei defiende con tanto fervor? El presidente electo no oculta su admiración por la Escuela Austriaca de Economía, fundada por Carl Menger a finales del siglo XIX. Esta escuela sostiene que la libertad individual es esencial para el progreso económico y que las decisiones económicas deben ser tomadas por los individuos, no por el Estado.

La noche de su victoria, Milei no dudó en señalar al Estado como el responsable de la crisis económica del país y al Banco Central como el culpable de la inflación y devaluación del peso. Su solución: la dolarización.

La Escuela Austriaca, aunque minoritaria, ha tenido momentos de auge, especialmente después de que Friedrich Hayek recibiera el Premio Nobel de Ciencias Económicas en 1974. Los seguidores de esta corriente rechazan las teorías económicas marxistas, keynesianas, monetaristas o neoclásicas, y defienden el libre mercado y la propiedad privada como pilares de su filosofía.

Murray Rothbard, un destacado miembro de la Escuela Austriaca, es una figura clave en la formación ideológica de Milei. Rothbard, quien acuñó el término anarcocapitalismo en los años 50, propuso la abolición total del Estado en favor de la soberanía individual, la propiedad privada y el libre mercado. Milei ha adoptado estas ideas y las ha llevado al centro del debate político en Argentina.

Rothbard también fue pionero del paleolibertarismo, una corriente que combina la visión económica libertaria con una perspectiva conservadora en el ámbito cultural. Esta alianza política entre libertarios económicos y conservadores fue una estrategia electoral que Rothbard y Lew Rockwell idearon para atraer a los votantes del Partido Republicano en Estados Unidos.

En la actualidad, algunos investigadores ven un resurgimiento del paleolibertarismo y su estrategia populista de derecha en líderes políticos como Donald Trump, Jair Bolsonaro o Georgia Meloni. En este contexto, Milei representa la versión argentina de esta corriente, integrando ideas de la derecha tradicional argentina a través de su compañera de fórmula, Victoria Villarruel.

Milei no siempre fue un anarcocapitalista. Durante sus años de estudiante y maestrías, se consideraba un liberal clásico y un economista neoclásico. Sin embargo, su “conversión” a la Escuela Austriaca fue inmediata tras leer a Ludwig von Mises, Friedrich von Hayek y Rothbard. Desde entonces, ha abrazado estas ideas con un fervor que algunos consideran extremo.

En Argentina, donde el Estado juega un rol crucial en la economía y es uno de los mayores empleadores, las propuestas de Milei de cerrar ministerios y recortar el gasto público han sido simbolizadas por su uso de una motosierra en campaña. Su admiración por el economista español Jesús Huerta de Soto, otro referente de la Escuela Austriaca, es evidente en su inclusión en un grupo de consejeros y en su participación en un homenaje académico a Huerta de Soto.

Ahora, con la presidencia en sus manos pero sin mayorías en el Congreso y enfrentando la resistencia de instituciones, sindicatos y oposición, el mundo observa con expectación cómo Milei intentará implementar su visión anarcocapitalista en Argentina. El futuro económico del país está en juego, y las acciones de Milei serán seguidas de cerca tanto por sus seguidores como por sus detractores.

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