Petronio Álvarez, un nombre que resuena con fuerza en el folclor del Pacífico colombiano, es una figura emblemática cuya vida y obra merecen ser recordadas y celebradas. Desde este miércoles 14 hasta el lunes 19 de agosto, el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez rendirá homenaje a este compositor, cuya influencia perdura en la música y la cultura de la región.
Nacido en 1914 en la Isla Cascajal, Valle del Cauca, Petronio Álvarez, conocido cariñosamente como “Cuco”, dejó una huella imborrable en la música colombiana. Su vida estuvo marcada por una dualidad fascinante: por un lado, era el primer maquinista de la locomotora La Palmera de los Ferrocarriles Nacionales, y por otro, un talentoso compositor y guitarrista. Mientras viajaba con su locomotora, siempre llevaba consigo un estuche rústico con herramientas y su inseparable guitarra, con la que amenizaba los trayectos. Sus melodías, inicialmente escuchadas solo por el viento, se convirtieron en parte esencial del folclor del Pacífico colombiano, reflejando la idiosincrasia de una población afrodescendiente que luchaba por conservar su identidad.
Petronio heredó de su madre, Juana Francisca Quintero Asprilla, la habilidad para crear versos y la magia de la improvisación. Sus composiciones espontáneas capturaban los sentimientos y vivencias de una comunidad marginada. Canciones como “Vespertina”, “Bochinche en el cielo”, “Coja la pareja”, “Felisa”, “Cali, ciudad sultana”, “El Cauca”, “La caña de azúcar” y, por supuesto, “Mi Buenaventura”, su obra más popular, lo consagraron como un cronista musical de su región. Los ritmos de bambucos, merengues, huapangos, sones, abozaos y jugas fueron los pilares de su carrera, aunque sus piezas a ritmo de currulao destacaron especialmente.
En la década de 1990, se creó el Festival de Música del Pacífico en su honor, una competencia anual que celebra modalidades tradicionales como la chirimía, la marimba y el violín caucano. Este festival no solo mantiene viva la memoria de Petronio Álvarez, sino que también promueve la riqueza cultural del Pacífico colombiano.
A pesar de su importancia, gran parte de la música de Petronio Álvarez permanece inédita. Muchos artistas temen interpretarla, sintiendo que no pueden estar a la altura del legado que representa. Aunque sus composiciones se centraron en los ritmos colombianos, la música argentina también influyó en su obra. Admirador de Carlos Gardel, Petronio creó y cantó tangos, milongas y otras expresiones del arrabal. Canciones como “El suicida”, “Con mi guitarra”, “El pecho me está doliendo”, “Recordación”, “El cortito” y “Canto en arrabal” son testimonio de esta influencia. Sin embargo, nunca se sintió cómodo con el apodo de “El Gardel del Puerto”, lo que quizás limitó su trascendencia en este género.
Petronio Álvarez falleció en Cali en 1966, pero su legado sigue vivo. Cada año, durante el Festival de Música del Pacífico, su espíritu resurge, y cada vez que alguien interpreta “Mi Buenaventura” o explora la esencia del currulao, Petronio Álvarez se manifiesta.
El Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez no solo es una celebración de su obra, sino también un reconocimiento a la riqueza cultural del Pacífico colombiano. Este evento reúne a músicos, bailarines y amantes de la música de todo el país, creando un espacio donde se preservan y promueven las tradiciones musicales de la región. Además, el festival es una plataforma para nuevos talentos, quienes encuentran en la figura de Petronio Álvarez una fuente de inspiración y un modelo a seguir.
La vida de Petronio Álvarez es un testimonio de la resiliencia y creatividad de una comunidad que, a pesar de las adversidades, ha sabido mantener viva su identidad cultural. Su música, cargada de emociones y vivencias, es un reflejo de la historia y el espíritu del Pacífico colombiano. A través de sus composiciones, Petronio Álvarez nos invita a conocer y valorar la riqueza cultural de esta región, recordándonos la importancia de preservar nuestras raíces y tradiciones.
