En las últimas semanas, la figura de Verónica Alcocer, esposa del presidente Petro, ha generado un torbellino de opiniones y controversias en Colombia. Su participación en eventos de diversa índole y los gastos asociados a su estilo de vida han sido objeto de escrutinio público. La situación se complicó aún más cuando su designación como embajadora de una misión especial fue anulada por la Procuraduría, lo que desató un debate sobre el papel de las primeras damas en el país. Este contexto ha llevado a que el representante Alejandro Ocampo, del Pacto Histórico, propusiera que las primeras damas reciban una asignación salarial por su papel y las funciones sociales que desempeñan, destacando las cualidades personales de Alcocer y sugiriendo un cambio en la percepción pública sobre la importancia de este rol.
La controversia en torno a las actividades y el estilo de vida de Verónica Alcocer ha sido notable. Sus apariciones en eventos sociales, deportivos y musicales, así como sus viajes diplomáticos, han implicado un alto desembolso económico en viáticos, lo que ha llevado a cuestionamientos sobre el manejo de los recursos públicos. La anulación de su nombramiento como embajadora especial ha puesto en duda las responsabilidades y las funciones de las primeras damas, una temática que resonó en las palabras de Ocampo durante una entrevista con Semana. El representante criticó la falta de claridad en la Constitución sobre las funciones asignadas a las esposas de los jefes de Estado y destacó la importancia de esta figura a nivel mundial.
La propuesta de Ocampo de asignar un salario a las primeras damas ha generado un amplio debate. “Es normal. Lo mínimo que podemos querer los colombianos es una primera dama bien vestida”, afirmó el congresista, añadiendo que Alcocer es “muy carismática, muy bonita y muy simpática”, mucho más “que las otras” primeras damas que han acompañado a los predecesores del jefe de Estado. Este reconocimiento no solo pone de manifiesto la apreciación por las cualidades personales de Alcocer sino que también señala un cambio en la percepción pública sobre el impacto y la importancia del papel de la primera dama en Colombia.
La solicitud de la Contraloría al Departamento Administrativo de la Presidencia de la República (Dapre) por detalles sobre los recursos asignados, viajes realizados y misiones llevadas a cabo por las primeras damas en los últimos cuatro gobiernos, señala un interés por la transparencia en la gestión de los asuntos relacionados con este papel. Este desarrollo abre un diálogo sobre la formalización del cargo de la primera dama, sugiriendo que más allá de un título honorífico podría establecerse como una función remunerada, reconociendo oficialmente las tareas y contribuciones realizadas.
El debate toca puntos clave como las expectativas sociales hacia las esposas de los presidentes, la profesionalización de sus contribuciones y la gestión transparente de los fondos públicos. La propuesta y su contexto subrayan un momento de reflexión sobre el rol de las primeras damas en Colombia y su evolución futura. Además, Ocampo aprovechó para responder a las críticas, indicando que la doble moral se manifiesta cuando no se reconoce lo que han hecho amigos o afiliados políticos en situaciones similares, resaltando así la importancia de la coherencia y la transparencia en el debate público.
Este escenario refleja un dilema más amplio sobre el papel que deben desempeñar las primeras damas en la política y la sociedad colombiana. Mientras algunos defienden su participación en eventos y misiones diplomáticas como parte de su rol, otros cuestionan el costo que esto representa para el erario público y la necesidad de establecer límites más claros a sus actividades. Este debate no es exclusivo de Colombia pero adquiere particular relevancia en el contexto de las recientes controversias, marcando un punto de inflexión en la discusión sobre el papel de las primeras damas y su impacto en la sociedad y la política del país.
