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La Universidad Nacional de Colombia, una de las instituciones educativas más prestigiosas del país, ha estado sumida en una crisis institucional que ya supera los dos meses. Esta situación se originó a raíz del proceso de designación del rector, un cargo de vital importancia para la dirección y el futuro de la universidad. A continuación, se detalla el complejo camino que ha recorrido esta universidad, lleno de controversias, polémicas y acciones judiciales que aún no se resuelven.

El 14 de febrero, la Universidad Nacional dio a conocer el listado oficial de los diez candidatos que buscaban suceder a Dolly Montoya en la rectoría. Este listado generó sorpresas por dos motivos: no había ninguna mujer entre los candidatos y uno de ellos, Moisés Ildefonso Cetré, tenía dos investigaciones disciplinarias archivadas por supuesto acoso sexual y amenaza. Los candidatos eran: Germán Albeiro Castaño Duque, Moisés Ildefonso Cetré Castillo, Jorge Eliécer Córdoba Maquilón, Juan Pablo Duque Cañas, Giovanni Franco Sepúlveda, Jairo Alexis López, Carlos Humberto Mora Bejarano, Leopoldo Alberto Múnera Ruiz, José Ismael Peña Reyes y Raúl Esteban Sastre Cifuentes.

El 12 de marzo, se llevó a cabo una consulta entre la comunidad educativa de la Universidad Nacional. En esta consulta, que no es de carácter vinculante, participaron 2.321 docentes, 24.669 estudiantes y 9.617 egresados de todas las sedes de la institución. La votación determinó los cinco candidatos que seguirían en la carrera por la rectoría, siendo estos: Leopoldo Múnera (34,3 %), Raúl Esteban Sastre (22.6 %), José Ismael Peña (8.3 %), Juan Pablo Duque (7.5 %), y Germán Castaño Duque (5.3 %). Los restantes cinco candidatos obtuvieron el 5,2 % o menos de los votos ponderados.

El 21 de marzo, el Consejo Superior Universitario (CSU) designó a José Ismael Peña como rector de la Universidad Nacional para el periodo 2024-2027. Esta decisión provocó protestas en el campus, ya que los estudiantes consideraban que el CSU había ignorado la voluntad manifestada en la consulta educativa. Leopoldo Múnera, quien había ganado la consulta, también se manifestó en contra de la decisión, argumentando que se oponía al principio democrático que fundamenta la autonomía universitaria y la Constitución Política de Colombia.

El 4 de abril, la asamblea triestamentaria de la Sede Bogotá de la Universidad Nacional decidió entrar en paro indefinido. La principal causa de esta decisión fue la designación de Ismael Peña como rector, aunque no era la única. La asamblea exigía al Gobierno Nacional respetar la consulta a la comunidad educativa.

A finales de abril, se conoció que la ministra de Educación, Aurora Vergara, no firmaría el acta de posesión de Peña, quien debía posesionarse el 2 de mayo. Las razones apuntaban a varias inconformidades con el documento que la Secretaría General le hizo llegar a la ministra. Sin embargo, el 2 de mayo, Peña se posesionó como rector ante la Notaría 14 de Bogotá, acompañado de siete testigos. El ministerio de Educación rechazó este movimiento.

El 7 de mayo, el CSU se reunió para definir la situación del rector, pero la reunión finalizó sin una decisión de fondo. Tres días después, el 10 de mayo, Leopoldo Múnera, acompañado del abogado y profesor Rodrigo Uprimny y del exconsejero de Estado Alberto Yepes, radicó una demanda de nulidad en contra de Ismael Peña en el Consejo de Estado.

El 14 de mayo, el CSU aceptó la renuncia de Sara Jiménez, representante de los estudiantes ante el consejo, quien había denunciado amenazas por cómo votó. Al día siguiente, la ministra de Educación se declaró impedida para ejercer las funciones de inspección y vigilancia con relación al proceso de designación de Peña. En su lugar, el presidente Gustavo Petro nombró a Juan David Correa, ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes, como ministro de Educación ad hoc. Correa ordenó al CSU nombrar un rector encargado en las próximas 24 horas, pero la resolución fue rechazada por Peña y por múltiples asociaciones de universidades, quienes la consideraban una amenaza a la autonomía universitaria.

El 23 de mayo, Laura Quevedo y Ana Manrique fueron elegidas como representantes estudiantiles ante el CSU, tras una votación entre los estudiantes. El 29 de mayo, la Universidad Nacional modificó el calendario académico del primer semestre de 2024, señalando que las clases se retomarían el 1° de junio y finalizarían el 9 de agosto.

El 30 de mayo, un juez de primera instancia tumbó la resolución que ordenaba al CSU nombrar un rector encargado, en respuesta a una tutela interpuesta por José Ismael Peña. El Ministerio de Educación anunció que impugnaría el fallo.

Finalmente, el 6 de junio, el CSU se reunió de manera extraordinaria para definir la situación de la rectoría. El viceministro de Educación Superior, Alejandro Álvarez, propuso votar nuevamente para designar rector entre los cinco candidatos que obtuvieron los primeros votos en la consulta a la comunidad educativa. Tres consejeros se abstuvieron de votar. En horas de la tarde, y sin la presencia de estos tres representantes, los cinco consejeros restantes designaron a Leopoldo Múnera como nuevo rector. Esta decisión generó diversas reacciones: Peña acató la decisión, pero anunció que interpondría recursos judiciales, mientras que Múnera y parte de la comunidad educativa celebraron la decisión.

La crisis en la Universidad Nacional de Colombia es un reflejo de las tensiones y desafíos que enfrenta la educación superior en el país. La designación del rector ha puesto en evidencia la necesidad de revisar y fortalecer los mecanismos de participación y decisión en las instituciones educativas, garantizando que se respeten los principios democráticos y la autonomía universitaria.

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