La situación en Bogotá se ha vuelto tensa debido a la movilización del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric). Este grupo ha emitido un ultimátum al Gobierno de Gustavo Petro, amenazando con tomar “vías de hecho” si no se cumplen sus demandas. La movilización, que comenzó entre el 19 y el 21 de agosto, ha reunido a más de 4.500 personas en el parque El Renacimiento. Entre los participantes se encuentran 139 autoridades indígenas de diversas comunidades, incluidos los nasa, yanakuna, kokonuko, misak y ambaló, quienes forman parte del Cric.

El conflicto surge en medio de las negociaciones entre el Cric y el Gobierno. Los líderes indígenas insisten en que se protocolice un decreto previamente acordado. Los manifestantes han especificado que si el Gobierno no se presenta en el parque el 29 de agosto a las 9 de la mañana para formalizar el decreto ATEA (Autoridades Territoriales Económico Ambiental), tomarán acciones de hecho. Este decreto es parte de los acuerdos alcanzados por la movilización comenzada el 22 de agosto en Bogotá. Aunque estaba listo para la firma, surgieron preguntas sobre el aparente poder que acumularían las comunidades indígenas.

Yesid Conda, consejero mayor del Cric, explicó en una entrevista con El Colombiano que el documento busca fortalecer la gobernabilidad territorial indígena ante terceros y enriquecer la jurisdicción especial indígena. “Por ejemplo, se busca que proyectos mineros no podrían entrar de manera libre a nuestros territorios, esto garantizaría una protección ambiental. También se planteó el impulso del comercio indígena a través de la consolidación de una zona franca indígena”, afirmó Conda.

La situación refleja una creciente presión y urgencia mientras las autoridades evalúan cómo responder a las solicitudes de los manifestantes. El objetivo es evitar una mayor escalada de las protestas. La movilización indígena en el centro de la capital ha atraído la atención nacional y muestra la persistencia de las comunidades indígenas en la defensa de sus derechos y en la búsqueda del cumplimiento de acuerdos gubernamentales alcanzados previamente.

Desde la Agenda Nacional Campesina, se ha expresado preocupación por el acuerdo. “Ese acuerdo solo aumentará la intensidad de los conflictos por la tierra, el territorio y la autoridad entre campesinos e indígenas. Insistimos en un pacto intercultural por el territorio”, indicaron. Los campesinos temen quedar subordinados a los indígenas, ya que muchos agricultores están ubicados en zonas de reserva forestal y en baldíos que podrían pasar a ser controlados por los indígenas. “Quedaríamos subordinados al CRIC del Cauca. La ruta debe ser el diálogo intercultural, sin imposiciones”, advirtió la Agenda Nacional Campesina.

Las acciones conocidas como “vías de hecho” incluyen bloqueos y ocupaciones de infraestructuras de transporte fundamentales. Estas medidas se adoptan como estrategia para exigir la atención del gobierno sobre sus demandas y derechos no atendidos. Las vías de hecho representan una forma de lucha intensa y visible que ha sido recurrentemente implementada en conflictos sociales en Colombia. En este caso, los indígenas del Cauca declaran estar preparados para movilizarse a través de bloqueos activos que podrían paralizar significativas arterias viales si sus solicitudes continúan sin respuesta.

Estas comunidades, históricamente marginadas y cuyas tierras y derechos han sido continuamente vulnerados, consideran las vías de hecho no solo una medida de protesta, sino un mecanismo efectivo de presión política. La firma del decreto ATEA se percibe como un paso adelante en la reivindicación de sus derechos y en la protección de sus territorios contra la explotación. Por eso se encuentran desconcertados ante el hecho de que no se haya firmado aún. Con la pretensión de asegurar el cumplimiento de estos acuerdos, no es la primera vez que estas estrategias de protesta son utilizadas en Colombia. Las comunidades procuran recordar mediante estas acciones que sus demandas no han sido satisfactoriamente atendidas y que están dispuestas a recurrir a medidas extremas para ser escuchadas.

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