En la semana que inicia, Colombia se encuentra ante momentos decisivos que podrían marcar el futuro de su paz interna. Este lunes, en La Habana, Cuba, se cierra el sexto ciclo de negociaciones entre el Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), con la expectativa de prorrogar el cese al fuego que, tras una extensión provisional, busca consolidarse. Las negociaciones, descritas como intensas por fuentes cercanas al proceso, han contado con la presencia inesperada de Antonio García, máximo comandante del ELN, quien, aunque no participa directamente en la mesa, ha sostenido reuniones con miembros de la delegación guerrillera.
El presidente Gustavo Petro ha enfatizado la importancia de que el ELN libere a las personas secuestradas, cifra que el Ejecutivo eleva a al menos 26. Este punto sigue pendiente en la agenda de negociaciones, donde la prioridad ha sido alcanzar un acuerdo para la extensión del alto al fuego. Por otro lado, la guerrilla ha puesto sobre la mesa la necesidad de discutir su financiación post-desmovilización y ha pedido una evaluación detallada del cese al fuego, argumentando que las operaciones contra el ELN no han cesado y denunciando la connivencia entre otros grupos armados y la fuerza pública.
Este contexto de diálogo se ve complementado por la visita del Consejo de Seguridad de la ONU a Colombia el próximo miércoles 7 de febrero. Esta visita, la tercera desde 2019, tiene como objetivo hacer seguimiento al Acuerdo de Paz firmado con las FARC y evaluar el proceso de paz con el ELN, cuyo cese al fuego monitorea la Misión de la ONU en Colombia. Los representantes de los 15 Estados miembros del Consejo se reunirán con el presidente Petro, funcionarios gubernamentales, congresistas, firmantes de paz y representantes de la sociedad civil, entre otros, en un recorrido que incluirá Bogotá, Caquetá, Cesar y Cartagena.
Además, en Buenaventura, se anticipa la ampliación de la tregua entre las bandas Shottas y Espartanos, un acuerdo que ha contribuido a la reducción significativa de la violencia en la ciudad, sacándola de la lista de las 50 ciudades más violentas del mundo. Este proceso, parte de la iniciativa de paz urbana promovida por el presidente Petro, ha demostrado el potencial de diálogos con grupos armados urbanos para mejorar la seguridad y la convivencia en las ciudades.
Estos eventos reflejan la complejidad del camino hacia la paz en Colombia, un país marcado por décadas de conflicto armado. La negociación con el ELN, la visita del Consejo de Seguridad de la ONU y los esfuerzos de paz urbana en Buenaventura son piezas de un amplio mosaico de iniciativas que buscan construir una paz duradera. Sin embargo, los desafíos son evidentes: la necesidad de acuerdos claros y efectivos en las mesas de negociación, la implementación de los compromisos adquiridos y la inclusión de todas las voces en el proceso son esenciales para avanzar. La paz en Colombia es un objetivo alcanzable, pero requiere de la voluntad, el compromiso y la colaboración de todos los actores involucrados, tanto a nivel nacional como internacional.
