El viernes 24 de noviembre de 2023, Daniel Noboa, un empresario de 35 años, asumió la presidencia de Ecuador, un país que se encuentra en una encrucijada de desafíos sociales y económicos. Noboa, quien ganó las elecciones presidenciales en octubre, se enfrenta a una serie de problemas que pondrían a prueba incluso a un líder experimentado. Entre estos, destacan una deuda en dificultades, asesinatos políticos, disturbios contra la minería y una criminalidad en aumento. Estos problemas son reflejo de una nación que corre el riesgo de convertirse en un Estado fallido.
En su discurso de posesión, Noboa enfatizó la necesidad de combatir la violencia a través de la creación de empleo. “Para combatir la violencia hay que atacar la desocupación, el país necesita empleo y para generarlo enviaremos reformas urgentes a la Asamblea”, afirmó. Estas palabras resuenan en un contexto donde la violencia ha escalado a niveles alarmantes, como lo demuestra el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio en agosto, un hecho que ha conmocionado al país.
El mandato de Noboa, que durará 17 meses, es el resultado de un adelanto de las elecciones presidenciales y legislativas, una maniobra del presidente saliente Guillermo Lasso para evitar un juicio político. Durante este periodo, Noboa tiene la tarea de implementar su agenda de reformas, que incluye medidas para restablecer la seguridad y crear empleos. Entre sus promesas, se encuentran la reducción de impuestos a la construcción, el establecimiento de una nueva unidad de inteligencia y el suministro de armas tácticas a las fuerzas de seguridad.
Además, Noboa ha propuesto una solución innovadora para lidiar con los criminales más peligrosos: alojarlos en barcos prisión. Esta medida, aunque controversial, refleja la urgencia de abordar la crisis de seguridad que enfrenta el país. La violencia en las calles y en las cárceles, exacerbada por el tráfico de drogas desde Colombia y Perú, ha llevado a un aumento sin precedentes en los homicidios, con Ecuador en camino de superar las 7.000 muertes violentas para finales de 2023.
En el frente económico, las cifras no son más alentadoras. Con una deuda externa que asciende a US$47.400 millones y un crecimiento económico proyectado de solo 1,5% para este año y de un 0,8% para 2024, Noboa ha advertido que buscará equilibrar el cumplimiento de las obligaciones de la deuda con las necesidades de la población. Además, enfrenta el desafío de un desempleo que afecta a 323.000 ecuatorianos y una economía donde el trabajo informal representa más del 50%.
Para enfrentar estos retos, Noboa ha emprendido una gira por Estados Unidos y Europa en busca de apoyo de inversionistas y organismos multilaterales. Su estrategia parece centrarse en atraer inversión extranjera y generar confianza en el mercado internacional, lo que podría ser clave para revitalizar la economía ecuatoriana.
La situación de Ecuador es un claro ejemplo de los complejos problemas que enfrentan muchos países de América Latina. La combinación de inestabilidad política, desafíos económicos y violencia social requiere de un liderazgo innovador y decidido. Daniel Noboa, con su juventud y su gabinete de jóvenes, representa una nueva generación de políticos que deben demostrar su capacidad para superar estos obstáculos y guiar a su país hacia un futuro más estable y próspero. La comunidad internacional observa con interés si las promesas de Noboa se traducirán en acciones concretas que puedan cambiar el rumbo de Ecuador.
