En un movimiento que marca un hito en la inclusión y el bienestar emocional, la Universidad de Antioquia ha decidido abrir sus puertas a los perros de apoyo emocional. Esta medida, que se extiende a todas las sedes de la institución, tanto en Medellín como en las subregiones del departamento, responde a las crecientes solicitudes de la comunidad universitaria. La decisión, tomada por el comité directivo del Alma Mater, no solo reconoce la importancia de la salud mental, sino que también establece un precedente en el ámbito educativo colombiano.
El vicerrector general de la Universidad de Antioquia, Elmer Gaviria, ha subrayado que la medida es una respuesta a las recomendaciones de profesionales de la salud mental. Estos expertos, psicólogos y psiquiatras, han prescrito la compañía de un perro de soporte emocional como parte del tratamiento para ciertas afectaciones mentales. La presencia de estos animales en el campus universitario se enmarca dentro de un proceso terapéutico, donde se reconoce el valor de la compañía animal en la recuperación y el manejo de condiciones como la ansiedad y la depresión.
Para garantizar una convivencia armónica y segura, se han establecido protocolos rigurosos que regulan el ingreso, la permanencia y la salida de estas mascotas. Profesores, empleados, estudiantes y visitantes que deseen acceder a las instalaciones con sus perros de apoyo emocional deberán presentar un certificado médico. Este documento debe confirmar que el canino es parte esencial del tratamiento indicado por un especialista registrado.
La elaboración de estos protocolos ha sido un esfuerzo conjunto de varias directivas de la universidad, incluyendo la Jurídica, Bienestar Universitario, la Vicerrectoría Administrativa y las facultades de Ciencias Agrarias, Medicina, Derecho y Ciencias Políticas. Cynthia Olivares Ochoa, representante de la Dirección Jurídica, ha explicado que, aunque la legislación colombiana ya contempla los perros de asistencia médica, la necesidad de regular los de apoyo emocional ha crecido en años recientes. Este vacío normativo ha llevado a la universidad a tomar cartas en el asunto, desarrollando un protocolo que atiende a esta demanda emergente.
La iniciativa de la Universidad de Antioquia no solo es un reflejo de la creciente conciencia sobre la salud mental, sino que también busca ser una herramienta en la lucha contra estadísticas alarmantes. En 2023, la ciudad de Medellín registró 117 suicidios, una cifra que la universidad espera ayudar a reducir a través de esta y otras medidas de apoyo psicológico y emocional.
Los perros de apoyo emocional, que ahora serán una presencia común en el campus, son parte de un enfoque terapéutico que reconoce la complejidad de los trastornos mentales. Estos animales proporcionan consuelo y apoyo a personas que enfrentan desafíos emocionales, ya sean permanentes o temporales. La universidad, al adoptar esta política, no solo se posiciona como una institución pionera en el bienestar estudiantil, sino que también envía un mensaje poderoso sobre la importancia de la salud mental en la educación superior.
La medida adoptada por la Universidad de Antioquia es un claro ejemplo de cómo las instituciones pueden adaptarse a las necesidades cambiantes de su comunidad. Al hacerlo, no solo mejoran la calidad de vida de sus miembros, sino que también fomentan un ambiente de inclusión y apoyo mutuo. Con la implementación de estos protocolos, la universidad se convierte en un modelo a seguir, demostrando que la educación y el bienestar emocional pueden y deben ir de la mano.