En la pintoresca ciudad de Santa Marta, un destino turístico que atrae a visitantes con sus playas y clima tropical, se ha desatado una situación que ha conmocionado a la comunidad local y ha puesto en alerta a las autoridades sanitarias. La tragedia se centra en la muerte de una niña de 10 años, cuyo fallecimiento ha desencadenado una serie de investigaciones y ha puesto en tela de juicio las medidas de seguridad y salubridad en espacios recreativos.
La historia comienza con una familia que, buscando un respiro de la rutina, viajó desde Bucaramanga a Santa Marta para disfrutar de unas merecidas vacaciones. Entre risas y juegos, la menor de edad, cuyo nombre permanece en la intimidad familiar, disfrutó de las instalaciones de un hotel, incluyendo su piscina. Sin embargo, lo que parecía ser un viaje idílico se tornó en pesadilla al regresar a casa.
Los síntomas iniciales que presentó la niña, fiebre y vómito, parecían indicar una otitis, una infección común en la infancia. No obstante, el dolor de oído persistía y, aunque los síntomas parecían remitir, el 4 de julio la situación se agravó dramáticamente. La niña, que hasta entonces había mostrado signos de mejoría, se encontró incapaz de levantarse, mostró aversión a la luz y sufrió convulsiones mientras se bañaba, un giro inesperado que llevó a su internación inmediata.
Inicialmente, los médicos consideraron que se trataba de meningitis, una inflamación de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal. Sin embargo, el cuadro clínico de la niña se deterioró rápidamente, culminando en una declaración de muerte cerebral y, dos días después, su fallecimiento. La causa final de la muerte fue determinada como encefalitis, una inflamación del cerebro, pero no fue hasta un mes después que el Instituto Nacional de Salud (INS) identificó al culpable: una meningoencefalitis amebiana, una infección rara y mortal causada por un parásito que ingresa al cuerpo a través de la cavidad nasal y ataca el cerebro.
Este desenlace ha llevado a las autoridades a actuar con premura. Jorge Bernal, secretario de Salud de Santa Marta, ha enfatizado la importancia de que las piscinas cumplan con estrictos parámetros de limpieza y mantenimiento. La Secretaría de Salud, en colaboración con la administración del hotel implicado, ha iniciado una revisión exhaustiva para determinar si se estaban siguiendo los protocolos adecuados de control de calidad en la piscina donde la niña estuvo nadando.
Las autoridades han hecho un llamado a todos los hoteles para que implementen prácticas sanitarias rigurosas en sus piscinas. Además, la Secretaría de Salud aguarda más información del INS y se esfuerza por mantener una comunicación abierta con la familia de la niña, en un intento por proporcionarles el apoyo y las respuestas que necesitan en este momento tan difícil.
Este caso subraya la importancia de la vigilancia sanitaria en espacios públicos y la necesidad de una regulación más estricta para prevenir tragedias futuras. Mientras tanto, la comunidad de Santa Marta y los visitantes del hotel se encuentran en un estado de incertidumbre y preocupación, esperando que las medidas adoptadas sean suficientes para garantizar la seguridad de todos.