El reciente tiroteo masivo en Maine, que dejó 18 muertos y 13 heridos, ha sacudido a los Estados Unidos. Este incidente, que tuvo lugar en una bolera y un restaurante en Lewiston, fue seguido por una intensa búsqueda de 48 horas del tirador, cuyo cuerpo fue finalmente encontrado en un remolque de reciclaje. Este ataque es uno de al menos 580 tiroteos masivos, donde cuatro o más personas resultaron heridas excluyendo al tirador, que se han registrado este año en todo el país, según el Archivo de Violencia Armada.
El fin de semana de Halloween también fue testigo de una serie de tiroteos en varias ciudades, dejando al menos 10 personas muertas y decenas heridas. En Indianápolis, una fiesta de Halloween terminó con una persona muerta y nueve heridas. En Tampa, Florida, una disputa entre dos grupos resultó en un tiroteo que dejó dos muertos y 16 heridos. En Kansas, dos hombres murieron y otros dos resultaron heridos en un tiroteo después de un altercado en un restaurante y bar. En Lake Charles, Louisiana, una fiesta en una casa terminó con seis personas heridas después de una pelea.
Estos incidentes de violencia armada se producen en medio de un aumento continuo de los tiroteos masivos en Estados Unidos. Casi 1 de cada 5 adultos estadounidenses ha informado que un miembro de su familia ha sido asesinado por un arma de fuego, incluidos homicidios y suicidios, según una encuesta publicada en abril por la Fundación Familiar Kaiser. Alrededor de la misma cantidad de adultos ha sido amenazado personalmente con un arma de fuego, y aproximadamente 1 de cada 6 adultos ha presenciado una lesión causada por un tiroteo, según la encuesta.
El presidente Joe Biden ha reiterado su llamado al Congreso para abordar la violencia armada, afirmando que “los estadounidenses no deberían tener que vivir así”. Sin embargo, hasta que se tomen medidas concretas para abordar este problema, la violencia armada seguirá siendo una amenaza para la seguridad de los ciudadanos estadounidenses.
En otro incidente trágico, una niña de 13 años perdió a ambos padres en un tiroteo durante una discusión en una fiesta en una casa de San Antonio. Cinco personas resultaron heridas en el incidente, incluyendo a la niña, cuyos padres murieron en el lugar. El tirador inicial y su familiar también resultaron heridos y fueron trasladados a un hospital.
En Texarkana, Texas, tres personas murieron y otras tres resultaron heridas en un tiroteo después de una “pelea” entre dos hombres en una fiesta. En Atlanta, un tiroteo cerca del campus de la Universidad Estatal de Georgia dejó cuatro heridos.
Las autoridades aún están trabajando para descubrir qué motivó los ataques mortales en Maine y están investigando la historia del sospechoso, Robert Card, de 40 años. Card, un reservista del Ejército de Estados Unidos e instructor certificado de armas de fuego, tenía un amplio entrenamiento, incluida navegación terrestre y armas de fuego. Las autoridades están revisando la presencia en las redes sociales de Card mientras investigan el motivo, y también están trabajando para establecer una línea de tiempo hasta el momento en que fue encontrado muerto.
Estos incidentes de violencia armada subrayan la necesidad urgente de abordar el problema de la violencia armada en Estados Unidos. Es imperativo que se tomen medidas para prevenir futuros tiroteos y garantizar la seguridad de todos los ciudadanos.
