El reciente informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) ha arrojado luz sobre la situación actual del mercado laboral en Colombia, revelando que la tasa de desempleo para marzo de este año alcanzó el 11,3%. Este dato no solo representa un incremento de 1,3 puntos porcentuales en comparación con el mismo periodo del año anterior, sino que también marca una leve disminución del 0,4% respecto al mes anterior. Este aumento es considerado estadísticamente significativo por el DANE, destacando una ruptura en la tendencia de reducción constante del desempleo que se había observado desde los momentos más difíciles de la pandemia. Aunque la tasa actual es menor que la del mismo mes en 2022, cuando el desempleo se situó en el 12,1%, este es el primer mes de marzo en el que se observa un incremento después de un periodo de mejora sostenida.
Además, el informe del DANE pone de manifiesto una preocupante brecha de género en el desempleo, con las mujeres enfrentando una tasa significativamente más alta de desocupación (14,4%) en comparación con los hombres (8,9%), lo que resulta en una diferencia de 5,5 puntos porcentuales. Este desequilibrio subraya la necesidad de abordar las desigualdades de género en el mercado laboral colombiano.
La población en edad de trabajar se estimó en 39,9 millones de personas, de las cuales 22,64 millones estaban ocupadas, 2,88 millones desempleadas y 14,42 millones se encontraban fuera de la fuerza laboral por diversas razones, incluyendo estudios, labores de cuidado, incapacidad o falta de interés en trabajar. Estas cifras revelan que, en comparación con el año pasado, 149.000 personas perdieron su empleo y 339.000 se sumaron a las filas del desempleo, mientras que otras 382.000 personas se retiraron de la fuerza laboral.
El sector de la agricultura, ganadería, silvicultura, caza y pesca fue el más afectado, con una disminución del 14,6% en el número de trabajadores, seguido por el sector de alojamiento y servicios de comida, y la administración pública, defensa, educación y atención de la salud humana. Por otro lado, hubo sectores que experimentaron un crecimiento en la generación de empleo, como el suministro de electricidad, gas, agua y gestión de desechos; el comercio y reparación de vehículos; y el transporte y almacenamiento.
La distribución geográfica del desempleo también muestra variaciones significativas, con Quibdó liderando la lista de ciudades con la tasa más alta de desempleo (29,7%), seguida por Riohacha y Florencia, entre otras. En contraste, las ciudades con las tasas más bajas de desempleo, aunque todavía en dos dígitos, incluyen a Bogotá, Villavicencio y Medellín.
Este panorama del mercado laboral en Colombia plantea desafíos significativos tanto para los responsables de la formulación de políticas como para la sociedad en general. La necesidad de estrategias dirigidas a fomentar la creación de empleo, especialmente en los sectores más afectados, es evidente. Asimismo, es crucial abordar las desigualdades de género en el empleo y desarrollar programas que apoyen a las poblaciones más vulnerables. La situación requiere un enfoque multifacético que no solo busque reactivar la economía, sino también asegurar que el crecimiento sea inclusivo y sostenible. La respuesta a este desafío determinará la trayectoria económica y social de Colombia en los próximos años.