El domingo, marcado por una jornada electoral de suma importancia para la República Dominicana, culminó con el cierre de los centros de votación a las 5:00 de la tarde, tal como lo había estipulado la Junta Central Electoral (JCE). Desde las 7:00 de la mañana, los ciudadanos acudieron a ejercer su derecho al voto en un proceso que se extendió por diez horas. La Organización de Estados Americanos (OEA), con una misión de observación liderada por el presidente chileno Eduardo Frei, confirmó el inicio del recuento de votos, un momento crucial que determinará el futuro político del país.
Los centros de votación, ubicados en puntos estratégicos como Santo Domingo Este, Villa Mella, el Distrito Nacional y Santiago, así como en Nueva Jersey, Estados Unidos, para los dominicanos en el exterior, cerraron sus puertas, impidiendo el ingreso de más electores. Este cierre marca el inicio de una etapa de expectativa y análisis, con los ojos puestos en el Centro de Monitoreo de la JCE, desde donde se coordinará la divulgación de los resultados parciales, prometidos con el 20% de los votos contabilizados.
La jornada electoral transcurrió con normalidad en la mayoría del territorio nacional, aunque no estuvo exenta de controversias. La oposición, representada por figuras del Partido de la Liberación Dominicana y la Fuerza del Pueblo, levantó denuncias sobre irregularidades que podrían enturbiar la transparencia del proceso. Entre las acusaciones más graves se encuentra la supuesta compra de cédulas y la presencia de boletas electorales previamente marcadas a favor de un candidato específico. Estas denuncias, de confirmarse, podrían representar un desafío significativo para la legitimidad de los resultados electorales.
En esta elección, los dominicanos se enfrentaron a la decisión de elegir entre nueve candidatos a la presidencia, destacándose figuras como el actual presidente Luis Abinader, el tres veces gobernante Leonel Fernández y el expresidente de la Cámara de Diputados Abel Martínez, todos bajo la bandera del progresismo. Las encuestas, previas al día de la elección, auguraban una victoria de Abinader en primera vuelta, así como un dominio de su partido, el Partido Revolucionario Dominicano (PRM), en el Congreso Nacional.
La participación ciudadana fue notable, con más de 8,1 millones de dominicanos convocados a las urnas, incluyendo a aquellos residentes en el exterior, quienes tuvieron la oportunidad de votar en centros designados fuera del país. Esta elección no solo definirá al próximo presidente y vicepresidente de la República Dominicana, sino también a los miembros del Congreso bicameral y a los representantes dominicanos en el Parlamento Centroamericano (Parlacen).
La importancia de este proceso electoral radica en su capacidad para reflejar la voluntad del pueblo dominicano y en su potencial para fortalecer las instituciones democráticas del país. La observación internacional, liderada por la OEA, juega un papel crucial en garantizar la transparencia y legitimidad del proceso, mientras que las denuncias de irregularidades deben ser investigadas a fondo para preservar la confianza en el sistema electoral.