El parlamento ucraniano adoptó el martes un proyecto de ley que prevé prohibir la Iglesia ortodoxa vinculada a Rusia. Esta decisión llega tras dos años y medio desde el inicio de la invasión rusa en Ucrania. Varios diputados anunciaron la medida, que ha generado reacciones diversas tanto dentro como fuera del país.
Maria Zajarova, portavoz de la diplomacia rusa, condenó la decisión. Según ella, Kiev intenta “destruir la ortodoxia canónica y verdadera y poner en su lugar un sustituto, una falsa Iglesia”. Esta declaración fue citada por una televisión de Estado rusa, reflejando la postura oficial del Kremlin.
Por otro lado, Irina Guerashchenko, diputada ucraniana, celebró la medida en Telegram. “¡Decisión histórica! El parlamento votó un proyecto de ley que prohíbe una filial del país agresor en Ucrania”, escribió. Esta visión es compartida por otros miembros del gobierno ucraniano, como Andrii Yermak, jefe de la administración presidencial. En Telegram, Yermak afirmó: “No habrá Iglesia moscovita en Ucrania”.
El proyecto de ley necesitaba 226 votos de los 450 escaños del parlamento para ser aprobado. Ahora, debe ser firmado por el presidente Volodimir Zelenski para entrar en vigor. La Iglesia ortodoxa vinculada a Rusia era antes la más popular en Ucrania, un país con una gran mayoría ortodoxa. Sin embargo, ha perdido numerosos fieles en los últimos años. El sentimiento nacional ucraniano ha ganado peso frente a la influencia rusa.
Este proceso de cambio se aceleró con la creación en 2018 de una Iglesia ortodoxa ucraniana independiente de Moscú. La invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, abiertamente apoyada por el Patriarcado de Moscú, también contribuyó a este cambio. Según el diputado Yaroslav Jelezniak, la nueva ley dará nueve meses a las parroquias afectadas para “romper sus lazos con la Iglesia ortodoxa rusa”.
Actualmente, la Iglesia vinculada a Rusia cuenta con unas 9.000 parroquias en Ucrania. En comparación, la Iglesia ortodoxa independiente de la tutela de Moscú tiene entre 8.000 y 9.000 parroquias, según la prensa. La eliminación de parroquias vinculadas a Moscú podría llevar meses, incluso años. Cada prohibición deberá ser aprobada por un tribunal, según expertos ucranianos.
La medida ha generado un debate intenso en la sociedad ucraniana. Algunos ven la prohibición como un paso necesario para consolidar la identidad nacional y reducir la influencia rusa. Otros, sin embargo, temen que la medida pueda exacerbar las tensiones religiosas y sociales en el país.
La Iglesia ortodoxa vinculada a Rusia ha sido una institución influyente en Ucrania durante siglos. Su prohibición representa un cambio significativo en el panorama religioso del país. La medida también refleja la creciente distancia entre Ucrania y Rusia, no solo en términos políticos y militares, sino también en el ámbito religioso y cultural.
El proceso de implementación de la ley será complejo. Las parroquias afectadas tendrán que decidir si rompen sus lazos con la Iglesia ortodoxa rusa o enfrentan la prohibición. Este proceso podría generar conflictos legales y sociales, ya que muchas comunidades locales están profundamente arraigadas en sus tradiciones religiosas.
Además, la medida podría tener repercusiones internacionales. La Iglesia ortodoxa rusa es una de las más grandes y poderosas del mundo ortodoxo. Su relación con otras iglesias ortodoxas y con el Vaticano podría verse afectada por esta prohibición. La comunidad internacional estará observando de cerca cómo se desarrolla esta situación.