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El gobierno de México ha anunciado recientemente una serie de medidas para combatir la creciente violencia en el país. Entre estas medidas se incluyen la creación de una nueva fuerza policial, la implementación de programas de educación y empleo para jóvenes en riesgo y la legalización de ciertas drogas. Sin embargo, estas propuestas han sido recibidas con escepticismo por parte de la sociedad civil y de expertos en seguridad, quienes argumentan que no abordan las raíces profundas del problema.

La violencia en México ha alcanzado niveles alarmantes en los últimos años. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2019 se registraron más de 35,000 homicidios, la cifra más alta desde que se tiene registro. La mayoría de estos crímenes están relacionados con el narcotráfico y la delincuencia organizada.

En respuesta a esta crisis, el gobierno mexicano ha propuesto una serie de medidas. La más destacada es la creación de una nueva fuerza policial, la Guardia Nacional, que se encargará de combatir el crimen organizado y garantizar la seguridad en todo el país. Esta fuerza estará compuesta por miembros de las fuerzas armadas y de la policía federal, y estará bajo el mando del presidente.

Además, el gobierno ha anunciado la implementación de programas de educación y empleo para jóvenes en riesgo. Estos programas buscan ofrecer alternativas a la delincuencia y al narcotráfico, que a menudo son las únicas opciones para los jóvenes en las zonas más pobres y violentas del país.

Por último, el gobierno ha propuesto la legalización de ciertas drogas, como la marihuana, como una forma de debilitar a los carteles de la droga y reducir la violencia asociada al narcotráfico. Esta medida ha sido especialmente polémica, y ha generado un intenso debate en la sociedad mexicana.

Sin embargo, estas propuestas han sido recibidas con escepticismo por parte de la sociedad civil y de expertos en seguridad. Muchos argumentan que no abordan las raíces profundas del problema, como la corrupción, la impunidad y la desigualdad social.

La creación de la Guardia Nacional, por ejemplo, ha sido criticada por su dependencia del ejército, una institución que ha sido acusada de violaciones a los derechos humanos en el pasado. Además, algunos expertos argumentan que esta medida podría militarizar aún más la seguridad pública en México, lo que podría llevar a más violencia y abusos.

Los programas de educación y empleo para jóvenes en riesgo, por su parte, han sido criticados por su falta de alcance y por no abordar las causas estructurales de la pobreza y la desigualdad. Muchos jóvenes en México no tienen acceso a una educación de calidad, y las oportunidades de empleo son escasas y mal remuneradas. Sin un cambio profundo en estas condiciones, es poco probable que estos programas tengan un impacto significativo.

Finalmente, la propuesta de legalizar ciertas drogas ha sido criticada por su potencial para aumentar el consumo de drogas y los problemas de salud asociados. Además, algunos expertos argumentan que esta medida no debilitará a los carteles de la droga, ya que estos grupos también están involucrados en otras actividades criminales, como el secuestro y la extorsión.

Aunque las medidas propuestas por el gobierno mexicano son un paso en la dirección correcta, es necesario un enfoque más integral y profundo para abordar la violencia en México. Esto implica no solo combatir el crimen organizado y ofrecer alternativas a los jóvenes en riesgo, sino también abordar las raíces profundas del problema, como la corrupción, la impunidad y la desigualdad social. Solo así se podrá lograr una paz duradera en México.

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