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El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, expresó su preocupación el lunes ante las declaraciones del mandatario venezolano, Nicolás Maduro. Maduro afirmó que una victoria opositora en las elecciones del domingo se traduciría en un “baño de sangre”. Lula, visiblemente consternado, respondió: “Me asusté con las declaraciones de Maduro, de que si él pierde las elecciones habrá un baño de sangre. Quien pierde las elecciones toma un baño de votos, no de sangre”.

Lula, con su vasta experiencia política, subrayó la importancia de aceptar los resultados electorales. “Maduro tiene que aprender: cuando ganas, te quedas. Cuando pierdes, te vas. Y te preparas para disputar otra elección”, añadió el presidente brasileño durante una conferencia de prensa en Brasilia. Lula enfatizó que, por el bien de Venezuela y de América del Sur, es crucial que el proceso electoral sea respetado.

El contexto de estas declaraciones es la inminente elección presidencial en Venezuela, que representa el mayor desafío para el chavismo en sus 25 años en el poder. La oposición, por primera vez, aparece como favorita. Maduro, quien ha sido presidente desde 2013 y aspira a un tercer mandato de seis años, ha planteado el proceso como una elección entre “paz y guerra”. Según él, una victoria opositora podría desencadenar un “baño de sangre”.

Lula reveló que ha hablado con Maduro en dos ocasiones sobre la necesidad de un proceso electoral respetado por todos. “Ya hablé con Maduro dos veces (…), él sabe que la única forma de que Venezuela vuelva a la normalidad es que haya un proceso electoral respetado por todos”, afirmó Lula. Además, subrayó que para que las personas que salieron del país vuelvan y se establezca un estado de crecimiento económico, Maduro debe respetar el proceso democrático.

El presidente brasileño ha criticado recientemente una serie de obstáculos a la oposición por parte de la autoridad electoral venezolana, de línea oficialista. Lula ha pedido una mayor observación internacional, especialmente después de que la Unión Europea (UE) fuera impedida de observar los comicios. En este sentido, confirmó que su gobierno enviará a dos representantes de la corte electoral brasileña y a su asesor en asuntos extranjeros, Celso Amorim, para observar el proceso en Venezuela.

Lula también ha llamado a que se levanten las sanciones internacionales que pesan sobre Venezuela. A principios de julio, expresó su deseo de que los resultados del próximo domingo sean reconocidos “por todos” y que esto permita el rápido retorno de Caracas al Mercosur, del cual fue suspendida en 2017.

En otro ámbito, Lula se refirió a la reciente renuncia de Joe Biden como candidato a la presidencia de Estados Unidos. Lula expresó su esperanza de que la elección ocurra de la forma “más civilizada posible”. “Sea (el vencedor) un candidato demócrata, sea (el republicano Donald) Trump, nuestra relación será una relación civilizada entre dos países importantes. (…) Espero que la disputa se dé de la forma más civilizada posible, que no haya bajo nivel, espero que no pase nada que pueda colocar el símbolo de la democracia en riesgo”, afirmó Lula.

Las dudas sobre la salud de Biden, de 81 años, y su capacidad para vencer a Trump en las urnas, llevaron al presidente estadounidense a retirarse de la contienda. La favorita para ocupar su lugar como aspirante demócrata es la vicepresidenta, Kamala Harris.

Lula también expresó su deseo de mantener una relación “civilizada” con Argentina. El presidente ultraliberal argentino, Javier Milei, calificó recientemente a Lula como un “zurdito” con “el ego inflamado” y se negó a disculparse por declaraciones previas a su investidura en las que lo había tildado de “zurdo salvaje”, “comunista” y “corrupto”. Lula respondió: “No es una relación personal, una cuestión de amistad, no existe eso entre dos jefes de Estado. Eso es lo que espero de Argentina: una relación civilizada, creciente, y obviamente eso va a depender mucho del comportamiento del gobierno de Argentina en relación con Brasil”.

Brasil también sigue de cerca la situación en Bolivia, marcada por un intento de golpe de Estado en junio. Lula tiene previsto invitar al expresidente boliviano Evo Morales a Brasilia para discutir la situación de su país, según fuentes de la presidencia brasileña. El fallido golpe profundizó aún más la ruptura en el seno de la izquierda boliviana, entre Morales y el presidente Luis Arce, su exaliado.

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