Las disidencias de las Farc, lideradas por Iván Mordisco, representan un desafío constante para el gobierno en términos de seguridad pública. Aunque el presidente Gustavo Petro ha intentado incluirlos en el proceso de paz, se ha vuelto imposible debido a las reiteradas acciones criminales cometidas por esta organización delictiva. Esto quedó demostrado con la masacre ocurrida el pasado mes de mayo en Putumayo, donde cuatro menores indígenas fueron asesinados por la facción conocida como Carolina Ramírez, bajo el mando de David Alvizú. Estos niños habían sido reclutados a la fuerza por esta estructura criminal, que decidió acabar con sus vidas a pesar de la existencia de un cese al fuego vigente entre ellos y el gobierno. Esta acción llevó al presidente Petro a suspender el cese al fuego y ordenar a las fuerzas militares reactivar las operaciones en contra de Mordisco y su grupo, que se estima cuenta con más de 5.000 hombres.
Según información de inteligencia militar obtenida por SEMANA, Iván Mordisco estaría enfrentando serios problemas de control y mando sobre las estructuras que conforman estas disidencias. Uno de los rebeldes que parece no estar de acuerdo con las directrices de Mordisco es Jeison Alexis Ojeda Gilon, alias Danilo Alvizú, líder de la Carolina Ramírez. Alvizú parece actuar por su cuenta y esto quedó evidenciado con el caso de los menores indígenas en Putumayo. Informes de inteligencia señalan que Alvizú no consultó a sus superiores antes de cometer este crimen, lo cual molestó a Mordisco. Se ha registrado que Mordisco ha estado recientemente en Putumayo y luego se dirigió hacia Caquetá. Se investiga si su paso por Putumayo tiene como objetivo poner orden a Alvizú y frenar los brotes de rebelión que están surgiendo dentro de las filas de las disidencias de las Farc.
SEMANA ha tenido acceso a información de inteligencia militar que revela que entre el 1 de enero y el 8 de mayo se cometieron más de 90 acciones criminales, incluyendo homicidios, extorsiones, masacres y ataques contra la fuerza pública, por parte de las disidencias de las Farc lideradas por Iván Mordisco. A pesar del cese al fuego, esta organización criminal nunca cesó sus actividades delictivas contra la población civil y sus enemigos, el Clan del Golfo y el ELN. Las disidencias de Mordisco están conformadas por 21 estructuras, entre las que se destacan La Primera, con 195 hombres; estructura 10, con 350; estructura Jorge Briceño, con 621; Jaime Martínez, 239; Dagoberto Ramos, 273; Carolina Ramírez, 156 y Carlos Patiño, 209, entre otras.
En cuanto a las prácticas de reclutamiento forzado y el uso de la violencia por parte de estas disidencias, la OEA ha revelado que continúan aterrorizando a las comunidades donde tienen presencia. Obligan a los habitantes a unirse a las Juntas de Acción Comunal (JAC), portar carnés y obtener autorización de los comandantes para ingresar a determinados territorios. Se ha reportado el reclutamiento forzado de menores de edad, especialmente en el suroccidente del país, con el objetivo de fortalecer su fuerza militar en zonas donde tienen disputas territoriales con el Clan del Golfo y el ELN. Los menores reclutados tienen entre 13 y 17 años y son separados de sus familias bajo la falsa promesa de empleo en la recolección de hoja de coca en municipios distintos a los de su lugar de residencia.
A pesar del cese al fuego, las disidencias de Mordisco han continuado expandiéndose y fortaleciéndose tanto militar como políticamente. Incluso han presentado su propio ejército, denominado “Guardias campesinas”, que secuestran e incluso asesinan a militares durante los operativos. La paz total con estas disidencias sigue siendo una utopía, mientras que el cese al fuego ha servido para fortalecer sus actividades criminales.
