La Casa del Dragón, el esperado spin-off de Juego de Tronos, ha generado opiniones divididas entre los fanáticos. Mientras algunos celebran el regreso al universo de Poniente, otros no pueden evitar notar la torpeza de sus personajes en el juego de tronos. A continuación, desglosamos los errores más notables de los protagonistas y analizamos cómo estos fallos afectan la narrativa.
Ser Criston Cole es un ejemplo claro de incompetencia. Su elección de complementos es un reflejo de su falta de juicio. En una escena, se muestra reacio a llevar el broche que le identifica como Mano del Rey; en el siguiente episodio, lleva un collar entero formado por manos del rey entrelazadas. Su ausencia cuando matan al pequeño Jaehaerys Targaryen es una gran cagada, agravada por enviar precipitadamente a Arryk Cargyll a su muerte. Su error de relaciones públicas más evidente se produjo en el quinto episodio, cuando, tras la Batalla del Nido del Grajo, optó por pasear por las calles de Desembarco del Rey con la cabeza cortada del dragón Meleys, perdiendo inmediatamente el favor del pueblo.
Alicent Hightower también comete errores significativos. Su gran metedura de pata fue malinterpretar los murmullos de su decrépito y moribundo marido sobre la gran profecía de Aegon Targaryen. Pensó que se refería a su hijo, también llamado Aegon, lo que desencadenó todo este asunto. Aunque intenta corregir sus errores, la situación ya está fuera de control.
Aegon II Targaryen es otro personaje que destaca por su incapacidad para gobernar. Es impetuoso y desinteresado, apenas sabe hablar alto valyrio y, para ser justos, ni siquiera quería ser rey. Sin embargo, lo es, y no le está yendo precisamente bien. Su falta de interés y habilidades solo agravan la situación en Poniente.
Aemond Targaryen tiene un gran sentido del deber y conoce bien la historia y el idioma. Sin embargo, su incapacidad para controlar a Vhagar, lo que resultó en la muerte de Lucerys, el hijo de Rhaenyra, fue una metedura de pata que llevó la guerra al siguiente nivel. Aunque tiene cualidades positivas, sus errores tienen consecuencias devastadoras.
Rhaenyra Targaryen ha sido agraviada durante años, pero sigue rodeándose de gente inútil. Criston Cole y Daemon Targaryen, su esposo y tío, son ejemplos claros. Su idea de reclutar semillas de dragón para el bando de los Negros parece una estrategia prometedora, pero sospecho que llevará a un error aún mayor que hará saltar todo por los aires, en sentido figurado y literal.
Daemon Targaryen es quizás el peor de todos. Sus torpezas son tanto malvadas como absurdas. Últimamente, se pasea por Harrenhal como si estuviera en un episodio de fantasmas de Pesadillas, revelando que solo apoya a Rhaenyra para arrebatarle el poder. Su ambición y falta de escrúpulos solo empeoran la situación.
La Casa del Dragón parece estar construida sobre una narrativa intencional que muestra cómo una desafortunada alquimia de arrogancia y torpeza llevó a la caída de los Targaryen. Sin embargo, la serie necesita que sus personajes empiecen a tener alguna buena idea para mantener el interés del público. La comparación con Juego de Tronos es inevitable, y mientras aquella serie nos cautivaba con su intriga y astucia, La Casa del Dragón parece estar atrapada en un ciclo de errores y malentendidos.
