En un contexto de creciente tensión en el Medio Oriente, Israel ha abierto un nuevo frente al bombardear puertos y centrales eléctricas en Yemen. Según las autoridades yemeníes, al menos cuatro personas murieron y otras 33 resultaron heridas en estos recientes ataques. Simultáneamente, Tel Aviv continúa sus bombardeos en Gaza y Líbano, intensificando un conflicto que ya es complejo y multifacético.
Los ataques aéreos israelíes en la ciudad portuaria de Hudaida, ubicada en el mar Rojo, han generado grandes columnas de humo. Israel lanzó estos ataques contra los hutíes en Yemen después de que estos dispararan misiles hacia Israel en los últimos dos días. Este intercambio de agresiones abre otro frente en el conflicto regional, complicando aún más la situación.
El Ministerio de Salud liderado por los hutíes informó en un comunicado que al menos cuatro personas murieron y otras 33 resultaron heridas en los bombardeos israelíes contra Yemen. El Ejército de Israel, por su parte, declaró que decenas de aeronaves, incluidos aviones de combate, atacaron plantas de energía y un puerto marítimo en los puertos de Ras Issa y Hudaida. Estos objetivos, según el portavoz del ejército israelí, David Avraham, eran utilizados por los hutíes para “trasladar armas iraníes en la región y suministros para las necesidades militares”.
Los ataques han causado cortes de electricidad en gran parte de la ciudad portuaria de Hudaida, según informaron los residentes. “Durante el último año, los hutíes han estado operando bajo la dirección y financiación de Irán y en cooperación con las milicias iraquíes para atacar al estado de Israel, socavar la estabilidad regional y perturbar la libertad de navegación global”, señala el comunicado del Ejército israelí.
En julio, Israel también atacó el puerto de Hudaida, causando daños por valor de al menos 20 millones de dólares, según un funcionario del puerto. Este ataque fue una respuesta a un bombardeo de un dron hutí que logró penetrar las defensas aéreas israelíes. El sábado, los hutíes declararon que el asesinato del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, a manos de Israel, “reforzará su determinación” para continuar atacando el gobierno de Tel Aviv.
Los hutíes de Yemen han disparado misiles y drones contra Israel en repetidas ocasiones, en solidaridad con los palestinos en Gaza, desde que comenzó la brutal ofensiva de Tel Aviv contra el enclave el 7 de octubre de 2023. Los hutíes, que controlan amplias zonas de Yemen, forman parte de lo que Irán denomina el “eje de la resistencia” frente a Israel, junto a Hamás y Hezbollah. Además, suelen atacar a barcos que consideran vinculados a Tel Aviv, Estados Unidos o el Reino Unido en el mar Rojo y el golfo de Adén.
La estación de radio Al Masirah informó el domingo que los ataques israelíes tuvieron como objetivo “los puertos de Hudaida y Ras Issa”, así como dos centrales eléctricas, después de anunciar previamente “la agresión israelí contra Hudaida”. Mientras tanto, el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, afirmó el domingo que el país atacaría a sus enemigos sin importar la distancia. “Nuestro mensaje es claro: para nosotros ningún lugar está demasiado lejos”, dijo Gallant en un comunicado emitido por su oficina después de supervisar los ataques desde una sala de comando y control de la fuerza aérea a unos 2.000 kilómetros de Yemen.
Este conflicto no solo tiene implicaciones locales, sino que también afecta la estabilidad regional y la libertad de navegación global. La intervención de Israel en Yemen, un país ya devastado por años de guerra civil, añade una nueva capa de complejidad a una situación ya de por sí volátil. La participación de actores externos como Irán y las milicias iraquíes en apoyo a los hutíes subraya la dimensión internacional del conflicto.
En este contexto, es crucial considerar las múltiples visiones y narrativas que rodean estos eventos. Por un lado, Israel justifica sus acciones como medidas defensivas necesarias para proteger su seguridad nacional y la estabilidad regional. Por otro lado, los hutíes y sus aliados ven estos ataques como una agresión injustificada que exacerba la crisis humanitaria en Yemen.
La comunidad internacional enfrenta el desafío de abordar este conflicto de manera equilibrada y justa. Es fundamental que se promueva el diálogo y la diplomacia para evitar una escalada mayor. La intervención humanitaria también es urgente para aliviar el sufrimiento de la población civil afectada por los bombardeos y los cortes de electricidad.
