Gabon en google maps
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El pasado miércoles 30 de agosto, Gabón se sumó a la lista de países africanos que han sufrido golpes de Estado en los últimos años. Un grupo de altos mandos militares de este país anunció en televisión que asumen el control del país y que quedan anulados los resultados de las elecciones generales del pasado 26 de agosto. Este pronunciamiento llegó poco después de que las autoridades electorales declararan que el presidente Ali Bongo ganó los comicios con los que asumiría su tercer mandato.

Este golpe de Estado en Gabón representa el octavo en África occidental y central, desde 2020. Se trata de una región que en la última década había dado grandes pasos para deshacerse de su reputación de “cinturón golpista”. Sin embargo, los persistentes problemas de inseguridad y corrupción han estado en el discurso de los ejércitos de la zona para justificar las distintas tomas de poder a la fuerza.

En Níger, el 29 de julio de 2023, miembros de la guardia presidencial detuvieron al presidente Mohamed Bazoum dentro de su residencia y aparecieron en la televisión nacional para anunciar que estaban tomando el poder, con el fin de poner fin a lo que llamaron el “deterioro de la situación de seguridad y el mal Gobierno”. Días después, la junta militar declaró al jefe de la guardia presidencial, Abdourahamane Tiani, como nuevo jefe de Estado, lo que generó preocupaciones sobre la seguridad en una región donde hasta hace poco Níger era un aliado clave de las potencias occidentales que buscan frenar la violencia de los grupos extremistas vinculados a Al Qaeda y el autodenominado Estado Islámico.

En Burkina Faso, en enero de 2022, el Ejército derrocó al presidente Roch Kabore, culpándolo de no contener la violencia de los militantes islamistas. El líder golpista, el teniente coronel Paul-Henri Damiba, prometió restaurar la seguridad, pero los ataques empeoraron. Una situación que erosionó la moral en las Fuerzas Armadas, lo que condujo a un segundo golpe en septiembre de 2022, cuando el actual líder de la junta, el capitán Ibrahim Traore, tomó el poder.

En septiembre de 2021, en Guinea, el comandante de las fuerzas especiales, el coronel Mamady Doumbouya, derrocó al presidente Alpha Conde. Un año antes, Conde había cambiado la Constitución para eludir los límites que le habrían impedido presentarse a un tercer mandato, lo que provocó disturbios generalizados. Doumbouya se convirtió en presidente interino y prometió una transición a elecciones democráticas en un plazo de tres años.

En Chad, en abril de 2021, el Ejército tomó el poder después de que el presidente Idriss Deby fuera asesinado en el campo de batalla, mientras visitaba a las tropas que luchaban contra los rebeldes en el norte del país. Según la legislación local, el presidente del Parlamento debería haber sido designado presidente en ese momento. Sin embargo, un consejo militar intervino y disolvió el Legislativo en nombre de “garantizar la estabilidad”. El hijo de Deby, el general Mahamat Idriss Deby, fue nombrado mandatario interino y se le asignó la tarea de supervisar una transición de 18 meses hasta la celebración de elecciones.

En Mali, en agosto de 2020, un grupo de coroneles liderados por Assimi Goita derrocaron al presidente Ibrahim Boubacar Keita. El golpe se produjo tras protestas antigubernamentales por el deterioro de la seguridad, elecciones legislativas disputadas y acusaciones de corrupción. Bajo la presión de los vecinos de Malí en África occidental, la junta militar acordó ceder el poder a un gobierno interino liderado por civiles, encargado de supervisar una transición de 18 meses hacia elecciones democráticas que se celebrarían en febrero de 2022. Pero los líderes golpistas se enfrentaron con el mandatario interino, el coronel retirado Bah Ndaw, y diseñaron un segundo golpe en mayo de 2021. Goita, que se había desempeñado como vicepresidente interino, fue ascendido como presidente. La Cedeao levantó algunas de las sanciones a Malí después de que los gobernantes militares propusieran una transición de dos años a la democracia y publicaran una nueva ley electoral. Está previsto que el país celebre comicios presidenciales en febrero de 2024 para volver al régimen constitucional.

Estos golpes de Estado en excolonias francesas en África ponen de manifiesto la inestabilidad política y social que vive el continente. La falta de credibilidad de las elecciones, la corrupción y la inseguridad son problemas recurrentes que justifican, según los militares, la toma de poder a la fuerza. Sin embargo, esta situación solo agrava la crisis y aleja a estos países de la democracia y el desarrollo. Es necesario que la comunidad internacional tome medidas para garantizar la estabilidad y la paz en estos países, y para apoyar la transición hacia gobiernos democráticos y transparentes.

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