En la oscuridad de la noche del 22 de abril, la ciudad de Cúcuta se convirtió en el escenario de una fuga masiva que ha puesto en alerta a las autoridades colombianas. Entre los 22 detenidos que lograron evadirse de la Estación Centro de la Policía de Cúcuta, se encuentra una figura particularmente notoria: Juan Carlos Rodríguez Agudelo, conocido por su alias “Zeus”, un mayor retirado del Ejército con un pasado y presente que generan controversia y preocupación a partes iguales.
La captura de Zeus, ocurrida apenas unos días antes en una vía hacia Cúcuta, no fue un hecho menor. Se le encontró transportando un arsenal de armas, lo que inmediatamente encendió las alarmas sobre sus actividades y conexiones actuales. Este hallazgo no solo reavivó el interés de las autoridades judiciales sino que también atrajo la mirada de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que ya tenía a Rodríguez Agudelo bajo su lupa por su implicación en casos de ejecuciones extrajudiciales, tristemente conocidos como “falsos positivos”.
La JEP, encargada de investigar y sancionar crímenes cometidos en el marco del conflicto armado colombiano, ha iniciado un incidente de verificación de cumplimiento contra Zeus. Este proceso busca determinar si su reciente captura con armamento constituye una violación al régimen de condicionalidad que le había sido impuesto. De ser así, las consecuencias para Rodríguez Agudelo podrían ser severas, incluyendo la expulsión de la jurisdicción especial, lo que le cerraría la puerta a los beneficios procesales que esta ofrece.
La situación de Zeus es compleja. Por un lado, está su condena previa por liderar una organización criminal y sus declaraciones sobre los vínculos entre altos mandos militares y grupos paramilitares. Por otro, su participación en el proceso de la JEP, donde ha buscado colaborar en el esclarecimiento de los falsos positivos, un capítulo oscuro en la historia reciente de Colombia. En 2023, la JEP ya había examinado otro incidente de verificación de cumplimiento relacionado con Zeus, sin encontrar evidencia suficiente para acusarlo de un nuevo delito.
La fuga de Zeus y sus compañeros de detención ha desencadenado una operación de búsqueda a gran escala en Cúcuta y sus alrededores. Las autoridades han implementado un plan candado en un intento por recapturar a los fugados, mientras la ciudadanía observa con preocupación el desarrollo de los acontecimientos. Este incidente no solo plantea interrogantes sobre la seguridad en las instalaciones policiales sino que también pone de relieve los desafíos que enfrenta el sistema de justicia colombiano en su lucha contra la impunidad y su esfuerzo por alcanzar la paz.
La fuga de un personaje como Zeus, con un historial tan cargado y en un momento tan delicado de su proceso judicial, subraya la complejidad de abordar los legados del conflicto armado en Colombia. Mientras las autoridades buscan dar con su paradero, la sociedad colombiana se ve enfrentada una vez más a las sombras de su pasado y a la incertidumbre sobre cómo construir un futuro de reconciliación y justicia. La captura y posterior fuga de Zeus no son solo episodios de una crónica judicial; son reflejo de las tensiones y desafíos que persisten en el camino de Colombia hacia la paz.
