Jacqueline Goldberg - @JacGoldberg Twitter
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La cineasta venezolana Margot Benacerraf, una de las primeras mujeres en participar en el Festival de Cannes, falleció este miércoles en Caracas a los 97 años. La noticia fue confirmada por su familia, quienes informaron que la galardonada cineasta murió en su ciudad natal. Benacerraf fue una figura clave en el cine venezolano y una pionera en muchos sentidos.

Margot Benacerraf llegó al festival de Cannes en 1959, acompañada por su madre y una lata con su obra maestra, “Araya”, bajo el brazo. Este evento marcó el inicio de su cruzada por impulsar el cine de Venezuela, un objetivo por el que luchó hasta su muerte. La película “Araya” es una poética docuficción sobre la vida de los trabajadores de unas salinas en el noreste del país. Fue nominada a la Palma de Oro y recibió el premio de la crítica internacional, FIPRESCI, lo que la lanzó a la fama.

Antes de “Araya”, Benacerraf había realizado “Reverón” en 1952, un cortometraje en honor al pintor venezolano Armando Reverón. Esta obra también fue presentada en Cannes en 1953. A pesar de su éxito, Benacerraf no lanzó otra película después de “Araya”. Tuvo guiones listos que no se concretaron, como el de “La cándida Eréndira”, inspirado en el libro de Gabriel García Márquez. Según Alexandra Cariani, directora de la Fundación Margot Benacerraf, García Márquez terminó quitándole los derechos porque ella se tomó mucho tiempo y él estaba apurado para que hicieran la película.

Otro gran golpe en su carrera fue con Pablo Picasso, quien la buscó para que lo filmara en su cotidianidad. Sin embargo, tras su separación de la artista francesa Françoise Gilot, Picasso se sumió en una depresión y el proyecto no se concretó. Nunca más tuvo acceso al artista y el material se perdió.

Benacerraf se reveló contra el estereotipo de la mujer judía de alta sociedad que debía casarse con un empresario y tener hijos. De hecho, nunca se casó ni tuvo hijos. Después de estudiar Filosofía y Letras en Venezuela, ganó una beca de tres meses para estudiar en el Departamento de Drama de la Universidad de Columbia en Nueva York. Allí tuvo su primer contacto con el set de filmación, lo que la llevó a continuar sus estudios en Francia. Su formación fue sumamente exigente y su modus operandi riguroso. Se zambullía 100% en el tema que iba a abordar, como lo hizo con “Reverón” y “Araya”.

La preproducción de “Araya” duró dos años, entre investigaciones en archivos en Europa y visitas a los pueblos que vivían de la sal. Luego filmó por más de dos semanas. No veía qué había filmado hasta que la película no viajaba a Francia para el revelado. La posproducción fue una epopeya, titánica. La primera versión tenía tres horas, que Cannes mandó a recortar porque era muy larga. Después del galardón, Benacerraf llevó su película a otros festivales internacionales, aunque en su país no se estrenó hasta 1977. A los distribuidores les parecía un riesgo, era demasiado rara, demasiado autoral.

Benacerraf fue fundadora de la Cinemateca Nacional de Venezuela en 1966, un semillero de nuevas generaciones de cineastas y promotora de festivales cinematográficos en el país. Alexandra Cariani, quien trabajaba con la cineasta desde hacía nueve años, la describió como una mujer absolutamente de avanzada, de vanguardia. Benacerraf se mantuvo activa hasta muy poco antes de su muerte, siempre con mucha intensidad apostando por el cine de su país.

Queda “Araya”, un clásico, su legado. Es una película que crece con el tiempo, que sigue fascinando. La vida y obra de Margot Benacerraf son un testimonio de su dedicación y pasión por el cine, y su impacto en la cultura venezolana y mundial es innegable.

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