El martes 10 de septiembre, la comunidad científica y la sociedad colombiana recibieron una noticia devastadora: el fallecimiento de Francisco Lopera, el científico colombiano más destacado en el estudio del Alzheimer. Lopera, de 73 años, dejó un legado imborrable en la investigación de esta enfermedad neurodegenerativa. Desde Antioquia, políticos y figuras públicas han expresado sus condolencias y han resaltado su invaluable contribución a la ciencia.
La Gobernación de Antioquia, liderada por Andrés Julián Rendón, publicó en X: “Lamentamos el fallecimiento del doctor Francisco Lopera, científico antioqueño reconocido en todo el mundo por sus investigaciones sobre el alzhéimer, una mente brillante que trazó un camino en la lucha contra esta enfermedad. Nuestro mensaje de condolencias para su familia y amigos”. Este mensaje refleja el profundo respeto y admiración que Lopera se ganó a lo largo de su carrera.
El expresidente Álvaro Uribe también expresó su pesar, afirmando: “Pierde la ciencia en Colombia”. Estas palabras subrayan la magnitud de la pérdida para la comunidad científica del país. En abril de este año, Lopera se convirtió en el primer latinoamericano en recibir el Potamkin Prize for Research in Pick’s, Alzheimer’s and Related Diseases, otorgado por la Academia Americana de Neurología y la Fundación Americana del Cerebro. Este reconocimiento internacional es un testimonio de su excelencia y dedicación en el campo de la neurociencia.
María del Rosario Guerra, exsenadora del Centro Democrático, se unió a las condolencias, escribiendo: “Una muy triste pérdida para la ciencia colombiana. Gran trabajo para caracterizar el Alzheimer y su cadena hereditaria en familias en nuestro país”. Sus palabras destacan la importancia del trabajo de Lopera en la identificación y caracterización del Alzheimer en familias colombianas, un aspecto crucial para entender la enfermedad en un contexto local.
Aníbal Gaviria, exgobernador de Antioquia, también destacó el legado del científico: “Su inmenso aporte a la ciencia, a la salud, a la academia, a la vida, hicieron de él un faro y un referente. Francisco Lopera llenó de significado el Escudo de Antioquia con el que reconocimos su labor y su humanidad. Su nombre y su obra estarán por siempre en nuestra memoria”. Gaviria había compartido hace un año unas fotografías en las que figuraba Lopera, expresando su emoción por acompañar la investigación sobre el Alzheimer liderada por John O’Keefe, Premio Nobel de Medicina, y el propio Lopera, junto con equipos científicos de la Universidad de Antioquia y University College London.
El exministro Alejandro Gaviria también expresó su tristeza por la noticia y envió sus condolencias a los familiares, amigos y a la comunidad académica. Este gesto muestra la amplia red de admiradores y colegas que Lopera cultivó a lo largo de su carrera.
La Universidad de Antioquia, donde Lopera lideró por más de 40 años el Grupo de Neurociencias de Antioquia (GNA), también expresó su solidaridad: “Acompañamos y expresamos nuestra solidaridad a su familia, amigos y equipo de investigadores en este difícil momento. Desde la Universidad que fue su casa y a la que le dio grandes contribuciones, mantendremos en alto su nombre y continuaremos su legado inspirador”. Este mensaje resalta el impacto duradero de Lopera en la institución y en la comunidad científica.
Hace unas semanas, Lopera había informado su retiro del GNA debido a problemas de salud. Le habían diagnosticado un melanoma y había pasado por varios tratamientos médicos. Hasta el momento, no se han revelado las causas exactas de su muerte. Sin embargo, su legado en la investigación del Alzheimer y su dedicación a la ciencia seguirán inspirando a futuras generaciones de investigadores.
Francisco Lopera no solo fue un científico brillante, sino también un ser humano comprometido con la mejora de la salud y la calidad de vida de las personas afectadas por el Alzheimer. Su trabajo en la caracterización de la enfermedad y su cadena hereditaria en familias colombianas ha sido fundamental para avanzar en la comprensión y tratamiento de esta condición. Su fallecimiento deja un vacío inmenso en la comunidad científica, pero su legado perdurará en los corazones y mentes de quienes tuvieron el privilegio de conocerlo y trabajar con él.
