La noticia del fallecimiento de Andreas Brehme, a los 63 años, ha conmocionado al mundo del fútbol. Este destacado exjugador alemán, recordado por su papel crucial en la final del Mundial de Italia 90 contra Argentina, dejó una huella imborrable en la historia del deporte. Su familia, a través de un comunicado emitido por su compañera Susanne Schaefer, anunció su muerte inesperada debido a un paro cardíaco, solicitando respeto a su privacidad en estos momentos difíciles.
Brehme, cuya carrera abarcó equipos de renombre como el Bayern Munich, Inter, Kaiserslautern y Real Zaragoza, es especialmente recordado por el gol de penal que aseguró la victoria de Alemania frente a Argentina en aquel memorable encuentro de 1990. Su habilidad para jugar como lateral izquierdo y, hacia el final de su carrera, como líbero, junto con su destreza en tiros libres, lo distinguieron como un jugador excepcional. Sin embargo, fue su decisión de ejecutar el penal decisivo con la pierna derecha, a pesar de ser ambidiestro y haber sufrido un golpe en el pie izquierdo, lo que quedó grabado en la memoria de los aficionados. Esta elección se debió a la renuencia de Lothar Matthäus, quien no se sentía seguro para realizar el lanzamiento debido a un cambio de botines, y a la filosofía de Franz Beckenbauer de que el jugador que sufre la falta no debe ejecutar el penal resultante.
La trayectoria de Brehme no se limitó a su memorable gol en Italia 90. A nivel de clubes, logró ser campeón alemán con el Bayern en 1987 y con el Kaiserslautern en 1998, este último un logro particularmente notable dado que el equipo había ascendido recientemente tras una temporada en segunda división. Su compromiso con el Kaiserslautern quedó evidenciado cuando, tras el descenso del equipo, afirmó su intención de permanecer con el club para ayudar a “sacar el carro del barro”, una decisión que inspiró a muchos de sus compañeros y fue clave para el ascenso directo del equipo.
Además de sus logros en clubes, Brehme tuvo una destacada carrera internacional, jugando 86 partidos y marcando ocho goles con la selección alemana. Su influencia en el equipo fue crucial no solo en 1990, sino también en la final de 1986 contra Argentina y en la semifinal contra Francia, donde su gol de falta fue determinante.
Tras su retiro como jugador, Brehme intentó suerte en el mundo del entrenamiento, aunque sin alcanzar los éxitos que tuvo en su carrera futbolística. Sin embargo, su legado como jugador sigue siendo fuerte, especialmente entre los aficionados del fútbol alemán y mundial. La pérdida de Brehme ha sido profundamente sentida, no solo por su familia y amigos sino por la comunidad futbolística en general. Su contribución al deporte y los momentos memorables que brindó en el campo de juego serán recordados por siempre. La partida de Brehme, descrito por él mismo como parte de un “triángulo mágico” en el cielo junto a figuras legendarias como Pelé y Maradona, marca el fin de una era en el fútbol mundial. Su legado, sin embargo, perdurará, inspirando a futuras generaciones de futbolistas y aficionados por igual.
