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En el mundo de las bebidas de café, el flat white se ha posicionado como una opción predilecta para los amantes del café que buscan una experiencia única en cada sorbo. Este café, que encuentra sus raíces en la vibrante escena cafetera de Melbourne, Australia, a principios de los años 80, ha trascendido fronteras, convirtiéndose en una bebida emblemática en cafeterías especializadas alrededor del mundo. La clave de su éxito radica en el delicado equilibrio entre los sabores intensos del café y la suavidad de la leche, una armonía que lo distingue de otras bebidas de café.

La preparación del flat white es un arte que requiere precisión y cuidado. Se inicia con la elaboración de un espresso doble, utilizando entre 18 a 20 gramos de café molido fino, para obtener aproximadamente 60 ml de espresso. Este proceso es fundamental, ya que el espresso es el corazón del flat white, proporcionando la base rica y robusta que caracteriza a la bebida. A continuación, se calienta entre 150 y 200 ml de leche a una temperatura cercana a los 65 °C, sin permitir que alcance el punto de ebullición. Esta leche, luego de ser vaporizada, se transforma en microespuma, una textura cremosa y suave que se convierte en el alma del flat white.

La técnica para combinar estos dos componentes es lo que define al flat white. Al verter la leche vaporizada sobre el espresso en una taza de cerámica precalentada, se debe hacer desde cierta altura al principio, para luego acercar cuidadosamente la jarra a la taza a medida que se llena. Este método permite crear una capa delgada de espuma en la parte superior, manteniendo la proporción armónica entre el café y la leche. Es este equilibrio el que permite que el sabor del espresso se destaque, complementado por la cremosidad de la leche, sin que ninguno predomine sobre el otro.

A diferencia del cappuccino, que busca un equilibrio entre espresso, leche y espuma, el flat white pone un mayor énfasis en la leche, con una capa de espuma mucho más delgada. Se sirve en una taza pequeña de cerámica de 150 a 160 ml, lo que contribuye a su identidad única. Además, el flat white a menudo se adorna con latte art, añadiendo un toque estético que realza la experiencia de disfrutar de esta bebida.

El reconocimiento del flat white ha llegado a tal punto que incluso Google le rindió homenaje el 11 de marzo con un bonito doodle, invitando a las personas a descubrir su sabor y a sumergirse en la increíble cultura del café. Este gesto subraya la importancia y popularidad que ha alcanzado el flat white en la cultura contemporánea del café, convirtiéndose en más que una simple bebida; es un símbolo de la búsqueda de la perfección y el equilibrio en el arte de la cafetería.

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