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Según la estimación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos 20 millones de personas han perdido la vida debido directa o indirectamente al covid-19. El periodo comprendido entre 2020 y 2021 ha sido el más mortífero, con 15 millones de fallecimientos. La OMS ha hecho constantes llamamientos para que se tomen medidas en todos los países con el fin de frenar el avance de esta enfermedad. Además, ha instado a no bajar la guardia en cuanto a la vacunación. El pasado 6 de mayo, la OMS acogió la recomendación del Comité de Emergencia de declarar el fin de la emergencia de salud pública de importancia internacional por el covid-19. Tedros Adhanom Gebreyesus, director general de la entidad, anunció: “El Comité de Emergencias me recomendó que declarara el fin de la emergencia de salud pública de importancia internacional. He aceptado ese consejo. Por lo tanto, declaro con gran esperanza el fin del covid-19 como emergencia sanitaria internacional”.

No obstante, el máximo responsable de la salud mundial advirtió que “esto no significa que el covid-19 haya dejado de ser una amenaza para la salud mundial”. El virus sigue siendo una prioridad en términos de salud pública a nivel global. La declaración de que el covid-19 ya no constituye una emergencia de salud pública de importancia internacional implica que es momento de que los países pasen del modo de emergencia al manejo y control con respecto a otras enfermedades infecciosas. Sin embargo, el covid-19 no ha terminado y el riesgo persiste. Por esta razón, los países, así como sus sistemas de salud y sus poblaciones, no pueden bajar la guardia.

El final de una emergencia de salud pública de importancia internacional significa que la enfermedad se ha convertido en un problema de salud establecido y persistente, y ya no constituye una emergencia de salud pública de importancia internacional. No obstante, el virus ha venido para quedarse, y los países deben integrar las actividades de vigilancia y respuesta a la enfermedad en los programas de salud habituales.

A pesar de que el año 2022 fue un desafío para la salud mundial, el 2023 se ha convertido en una prueba crucial para intentar vivir en la época de la “pospandemia”. Tres años después del inicio de esta enfermedad, sus estragos siguen siendo evidentes. Durante este año, se siguen produciendo miles de fallecimientos, incluso con el recurso de la vacuna. Estados Unidos es el país más afectado, con 1,167,614 fallecidos, seguido de Brasil con 703,719, India con 531,902, Rusia con 399,436 y México con 334,292 muertes desde el inicio de la pandemia hasta el 23 de junio de 2023, según el portal especializado Statista.

La OMS aconseja a los países que continúen siguiendo las recomendaciones emitidas: conservar los avances logrados en términos de capacidad nacional y prepararse para eventos futuros a fin de evitar un ciclo de pánico y descuido; integrar la vacunación contra el covid-19 en los programas de vacunación a lo largo de la vida y mantener las medidas para aumentar la cobertura de vacunación contra la enfermedad en los grupos de alta prioridad; integrar la vigilancia de los agentes patógenos respiratorios y continuar informando los datos a la OMS; prepararse para autorizar vacunas, pruebas de diagnóstico y tratamientos dentro de los marcos regulatorios nacionales para garantizar su disponibilidad y suministro a largo plazo; y seguir trabajando con las comunidades para lograr programas sólidos, resilientes e inclusivos en materia de comunicación de riesgos, participación comunitaria y gestión de la infodemia.

“El covid-19 no ha desaparecido”, asegura la Organización Mundial de la Salud. “Para seguir avanzando y lograr un impacto medible en todos los países en aras de cumplir la agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, debemos actuar colectivamente con determinación”, afirma Samira Asma, subdirectora general de la OMS.

La OMS también ha destacado el impacto del cambio climático en la salud humana, que no se había tenido en cuenta hasta ahora. Las olas de calor que se están produciendo y se producirán en todo el mundo serán motivo de muertes por golpes de calor, desnutrición y hambruna. Además, algunas poblaciones se verán obligadas a desplazarse, especialmente en África, India y zonas costeras.

En el caso de Colombia, el portal Statista informa que desde 2020 han fallecido 142,780 personas debido al covid-19, situando al país en el puesto número 13 a nivel mundial en cuanto a número de fallecimientos por este virus.

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