El director del periódico El Espectador, Guillermo Cano, se encontraba en el interior de su vehículo cuando fue sorprendido por un disparo proveniente de dos sicarios motorizados. Este hecho, que dejó en duelo a todo un país, cambió para siempre la cultura e historia de Colombia, evidenciando problemáticas políticas, sociales y culturales que tres décadas después siguen presentes.
Nikki, una testigo del hecho, escuchó el ruido de la calle y corrió a observar lo que había ocurrido. Encontró a Guillermo Cano inconsciente en el asiento del conductor del carro y pidió ayuda para llevarlo a un centro de salud lo más pronto posible. La vida de Guillermo Cano estaba en peligro, una realidad que se había vuelto cada vez más palpable en los días previos al ataque.
Antes del incidente, Nikki le había revelado a Guillermo Cano que Pablo Escobar y Regina Parejo eran amantes. Esta información, aunque sorprendente, no era lo que más preocupaba a Cano. El verdadero peligro residía en la ira de Pablo Escobar, quien había enfurecido tras leer El Espectador y había ordenado a dos hombres seguir a Guillermo Cano.
El ataque a Guillermo Cano no fue un hecho aislado, sino el resultado de una serie de eventos que se habían ido desarrollando en el país. La violencia y el miedo se habían convertido en una constante en la vida de los colombianos, quienes vivían bajo la sombra de la violencia del narcotráfico y la corrupción política.
La serie “Escobar, el patrón del mal”, transmitida en las noches de Caracol Televisión o en la Señal En Vivo, recuerda estos acontecimientos. También es posible revivir los capítulos a través de Caracol Play. La producción se encarga de recordar los hechos que marcaron a Colombia, mostrando la realidad de un país que lucha por superar su pasado y construir un futuro mejor.
El asesinato de Guillermo Cano es un recordatorio de la importancia de la libertad de prensa y de la valentía de aquellos que se atreven a denunciar la corrupción y la violencia. A pesar de las amenazas y los peligros, Cano nunca dejó de luchar por la verdad y por su país. Su legado sigue vivo en cada periodista que se atreve a denunciar la injusticia y en cada colombiano que sueña con un país libre de violencia y corrupción.