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En un giro dramático de los acontecimientos que sacude los cimientos de la seguridad nacional en Ecuador, el presidente Daniel Noboa ha tomado una medida drástica al decretar estado de excepción en todo el país, incluyendo las cárceles, y establecer un toque de queda nocturno. Esta decisión, sin precedentes en su corto mandato de apenas mes y medio, responde a la confirmación de la desaparición de Adolfo Macías, alias “Fito”, un notorio capo del crimen organizado, de una cárcel en Guayaquil. El mandatario, a través de un decreto ejecutivo, ha dispuesto la participación de las fuerzas armadas para enfrentar la “grave conmoción interna” y asegurar la integridad de los presos. Este estado de excepción, que se extenderá por 60 días, es el primero bajo la administración de Noboa, contrastando con el uso frecuente que hizo su predecesor, Guillermo Lasso.

La medida impuesta por Noboa restringe derechos fundamentales como la libre movilidad, con un toque de queda que va desde las 23.00 hasta las 05.00 horas; además, limita el derecho de reunión, la inviolabilidad del domicilio y la privacidad de la correspondencia. Estas restricciones llegan en un momento crítico, el mismo día en que la fiscalía procesó a dos guardias penitenciarios por su presunta implicación en la fuga de “Fito”, justo antes de su traslado a una prisión de máxima seguridad. Este incidente ha puesto en tela de juicio la capacidad del gobierno para mantener el control del sistema penitenciario y la seguridad en el país.

El presidente Noboa, en un mensaje en Instagram, reafirmó su postura de no negociar con terroristas, una promesa de su campaña, y se comprometió a trabajar incansablemente para “devolverle la paz a todos los ecuatorianos”. Subrayó que la situación actual en las cárceles es el resultado de enfrentar a los criminales, en lugar de ceder a sus demandas como, según él, sucedía en el pasado.

La noche del domingo, la Policía confirmó la ausencia de “Fito” de su celda en la cárcel Regional de Guayaquil, tras un operativo conjunto con militares. “Fito” cumplía una condena de 34 años por delitos graves como narcotráfico, crimen organizado y homicidio. Además, se han reportado incidentes menores en varias prisiones y la retención de guardias penitenciarios en distintas provincias, aunque sin heridos ni actos que comprometan la seguridad interna, según las autoridades.

El presidente ha enfatizado que su gobierno está tomando medidas para recuperar el control de los centros penitenciarios, que se ha erosionado en los últimos años, y que los grupos “narco terroristas” buscan intimidar al gobierno. Ha otorgado a la policía y a las fuerzas armadas el respaldo político y legal necesario para actuar bajo el estado de excepción, y ha hecho un llamado a la ciudadanía para que apoye estas acciones.

A pesar de la confirmación de la ausencia de “Fito” de la cárcel, las autoridades no han utilizado el término “fuga” para describir su desaparición. “Fito” es considerado el líder de “Los Choneros”, una de las principales organizaciones criminales de Ecuador, con presuntos vínculos con el cártel de Sinaloa. La Fiscalía es la única entidad que ha mencionado una “fuga” al procesar a dos funcionarios de la cárcel por la presunta evasión. Roberto Izurieta, secretario de Comunicación del gobierno, sugirió que pudo haber una filtración de información que facilitó la presunta evasión.

Izurieta también admitió que el sistema carcelario ecuatoriano es un sistema “fallido”, una declaración que resalta la magnitud del problema que enfrenta el gobierno de Noboa. La desaparición de “Fito” ha incrementado la presión sobre el presidente, quien ganó las elecciones con la promesa de combatir la inseguridad de manera efectiva. Con un mandato de solo un año y medio, el tiempo apremia para que Noboa cumpla con sus compromisos de campaña.

El exministro de Interior, José Serrano, ha criticado duramente la situación, calificándola de “negligencia estrepitosa” y señalando el fracaso del plan Fénix y del gobierno de Noboa en materia de seguridad. Ecuador cerró el año con un récord de homicidios por tercer año consecutivo, alcanzando casi 7.600 muertes violentas, un aumento significativo en comparación con años anteriores.

Daniel Pontón, decano de la Escuela de Seguridad y Defensa del Instituto de Altos Estudios Nacionales, ha expresado que las cárceles no están bajo control de las autoridades, sino en manos de los criminales. Las prisiones se han convertido en centros de operaciones para las redes de extorsión y manipulación del Estado, la policía y la justicia, según Pontón.

Si se confirma que la desaparición de “Fito” es una fuga, no sería la primera vez que evade la seguridad de una cárcel ecuatoriana. En 2013, se escapó de “La Roca”, una prisión de máxima seguridad, junto a otros reclusos. Desde la cárcel, “Fito” ha seguido liderando organizaciones criminales, a pesar de estar encarcelado durante los últimos 12 años y enfrentar 14 procesos judiciales.

El activista y político Edwin Ortega ha declarado que la fuga de “Fito” simboliza la entrega del país a las bandas criminales. La banda de Los Choneros, hasta 2020 bajo el mando de Jorge Luis Zambrano, alias “Rasquiña”, ha sido protagonista de una guerra sangrienta por el poder en el tráfico internacional de drogas tras su asesinato.

La situación actual en Ecuador es un reflejo de los desafíos que enfrenta el gobierno de Noboa, en su intento por restaurar la seguridad y el orden en un país marcado por la violencia y el crimen organizado. La desaparición de “Fito” y la respuesta del gobierno serán, sin duda, pruebas decisivas para la capacidad de Noboa de cumplir sus promesas y para la estabilidad futura de Ecuador.

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