Unity Technology, la empresa detrás del popular motor multiplataforma para la creación de videojuegos, ha anunciado recientemente un plan que ha generado una gran controversia en la comunidad de desarrolladores independientes. El plan consiste en cobrar una cuota por cada instalación de juegos creados con su motor. Esta decisión ha provocado una ola de críticas por parte de conocidas desarrolladoras indie, como Massive Monster, creadora del juego Cult of the Lamb.
Dos de los estudios más destacados que han alzado la voz contra esta medida son Mega Crit e Innersloth. Mega Crit, la empresa detrás del aclamado juego Slay the Spire, ha emitido un comunicado en el que expresa su descontento con la nueva política de Unity. En este comunicado, Mega Crit afirma que, a pesar de la gran cantidad de tiempo y esfuerzo invertido en su nuevo proyecto, creado con Unity, están dispuestos a migrar a un nuevo motor si no se modifican por completo los términos del servicio y se establecen protecciones para evitar que esta situación se repita en el futuro. Este es el primer comunicado oficial que Mega Crit ha emitido.
Por su parte, Innersloth, la desarrolladora del exitoso juego Among Us, también ha expresado su descontento con la nueva política de Unity. Según Innersloth, esta medida no solo les perjudica a ellos, sino también a otros estudios de todos los tamaños y presupuestos. Si Unity sigue adelante con su plan, Innersloth se verá obligada a retrasar contenido y características para sus jugadores mientras adaptan el juego a otro motor, una tarea que muchos estudios no tienen la capacidad de llevar a cabo.
Ante la creciente oposición de la comunidad indie, Unity se ha visto obligada a dar nuevas explicaciones. En su último mensaje, la empresa asegura que más del 90% de sus clientes no se verán afectados por este cobro por juego instalado. Sin embargo, el problema radica en que son precisamente los estudios de más éxito, como Innersloth, los que han anunciado su intención de migrar a otras tecnologías como Unreal Engine o Godot.
Según Unity, los clientes que se verán afectados son aquellos que han encontrado una vía sustancial de descargas e ingresos y han alcanzado sus umbrales de instalación e ingresos. Esto significa que los creadores que aún no han tenido éxito a esa escala tendrán una tarifa baja o nula, mientras que aquellos que sí lo han hecho tendrán que pagar una tarifa única modesta. A pesar de estas explicaciones, Unity aún no ha logrado convencer a los estudios.
Esta situación pone de manifiesto la delicada relación entre las empresas que proporcionan las herramientas para la creación de videojuegos y los estudios que las utilizan. La decisión de Unity de cobrar por cada instalación de juegos creados con su motor ha generado una gran controversia y ha llevado a algunos de los estudios más exitosos a considerar la posibilidad de migrar a otras tecnologías. Esta situación también plantea preguntas sobre el futuro de la industria del desarrollo de videojuegos y sobre cómo las decisiones de las empresas que proporcionan las herramientas pueden afectar a los estudios que las utilizan.
