El proceso de licitación para la segunda línea del Metro de Bogotá ha sido un tema de gran interés y controversia en los últimos meses. La Empresa Metro de Bogotá (EMB) confirmó recientemente la existencia de un conflicto de intereses en el proceso de licitación, lo que llevó a la descalificación de dos de los cuatro grupos participantes. Este conflicto se resolvió finalmente con la ayuda de la Banca Multilateral, permitiendo que dos consorcios continúen en la competencia: APCA 3 y APCA 4.
APCA 3 está conformada por China Railway Construction Corporation International Investment Co. Ltd. y China Railway Construction Electrification Bureau Group Co. Ltd., mientras que APCA 4 incluye a Sacyr Concesiones Colombia Participadas II SAS, CAF Investment Projects S.A., y Acciona Concesiones S.L. La experiencia de estos consorcios, especialmente en la construcción de sistemas de transporte subterráneo, ha sido destacada por el gerente de la EMB, Leónidas Álvarez. Sin embargo, es importante señalar que esta experiencia no se ha desarrollado en Colombia, lo que podría plantear desafíos únicos en el contexto local.
El conflicto de intereses que llevó a la descalificación de APCA 1 y APCA 2 fue denunciado por APCA 4 en septiembre de 2023. Según el Documento de Precalificación (DP), un conflicto de intereses se configura si un solicitante tiene control o es controlado por otro participante, o si existe una relación a través de terceros en común que pueda influir en la oferta o sus decisiones. APCA 4 argumentó que sus competidores estaban conectados a través de empresas en común, lo cual está prohibido por el DP.
A pesar de la resolución del conflicto, el proceso de licitación ha experimentado retrasos significativos. La adjudicación, inicialmente prevista para enero, se ha pospuesto, aunque la EMB asegura que el cronograma actual no se verá afectado. Las ofertas se recibirán hasta el 20 de diciembre de este año. Leónidas Álvarez explicó que el retraso era inevitable, ya que era necesario garantizar la participación justa de todas las empresas involucradas.
La segunda línea del Metro de Bogotá es un proyecto ambicioso que promete transformar la movilidad en la ciudad. Con 11 estaciones, de las cuales 10 serán subterráneas, esta línea conectará las localidades de Suba y Engativá con el centro de la ciudad. Se espera que la nueva línea beneficie a cerca de 2,5 millones de habitantes y genere más de 11.000 empleos. Además, se estima que el tiempo de viaje desde la estación No. 11 en Suba hasta la estación No. 1 en la Calle 72 será de solo 20 minutos, lo que representa una significativa reducción en los tiempos de desplazamiento para los residentes de estas áreas.
El trazado de la línea pasará por lugares emblemáticos como la Universidad Sergio Arboleda, la Plaza de Mercado de 12 de octubre, el Alkosto de la Av. 68, la Sabana de Tibabuyes y el parque Fontanar del Río. Este recorrido no solo mejorará la conectividad, sino que también impulsará el desarrollo económico y social en las zonas aledañas.
La participación de empresas internacionales en el proyecto ha generado tanto expectativas como preocupaciones. Por un lado, la experiencia global de los consorcios seleccionados podría aportar innovaciones y tecnologías avanzadas al proyecto. Por otro lado, la falta de experiencia local podría presentar desafíos en la adaptación a las condiciones específicas de Bogotá, como su geografía y normativas.
La transparencia y la equidad en el proceso de licitación son aspectos cruciales que deben ser vigilados de cerca. La descalificación de APCA 1 y APCA 2 subraya la importancia de mantener un proceso competitivo y justo, donde todas las partes tengan igualdad de oportunidades. La EMB y la Banca Multilateral han desempeñado un papel fundamental en garantizar que se respeten las reglas establecidas en el DP.