En la madrugada del viernes 31 de mayo, un trágico colapso en el puente de la calle 30, que conecta Barranquilla con Soledad, dejó un saldo de cinco personas muertas y dos heridos. La emergencia movilizó rápidamente a las autoridades locales, incluyendo al Cuerpo de Bomberos de Soledad y la Policía Nacional, quienes atendieron a las víctimas en el lugar del siniestro.
El gobernador del Atlántico, Eduardo Verano, se trasladó al sitio del colapso para evaluar la situación y coordinar las acciones necesarias. Verano informó que se espera la llegada del ministro de transporte, William Camargo, para determinar las medidas a seguir tanto en la atención de la emergencia como en la rehabilitación del puente. “En este momento se ha recuperado la movilidad, pero tenemos esta dificultad. Estamos a la expectativa de la llegada del ministro de transporte, que estaba en el aeropuerto, para tener la oportunidad de tomar decisiones para la reconstrucción urgente y rápida de este puente tan importante para la movilidad de nuestro departamento”, señaló Verano.
El gobernador también confirmó que el número de víctimas mortales aumentó a cinco, lamentando el fallecimiento de uno de los heridos que estaba siendo atendido en un centro asistencial de Barranquilla. “Tenemos en este momento cinco personas muertas y dos heridos. Aumentó una persona, eran antes cuatro muertos y tres heridos”, indicó el mandatario.
En términos de movilidad, Verano explicó que se han implementado desvíos por vías alternas para mitigar el impacto del colapso en el tráfico. “Se ha redistribuido el tráfico por las vías alternas para tratar de evitar un colapso y se ha logrado ya una movilidad, no normal, pero creo que dadas las circunstancias, hemos logrado aminorar este impacto que hubo al principio en materia de movilidad”, dijo el gobernador.
El teniente coronel Julio Olaya, jefe seccional de tránsito de Barranquilla, detalló las rutas alternativas para los conductores. Para salir o ingresar al municipio de Soledad o al aeropuerto Ernesto Cortissoz, se puede tomar la Circunvalar con la glorieta, la bifurcación de la calle 30 hacia el barrio Simón Bolívar, y la calle 30 con las carreras 2 o la 4. Para quienes vienen de los municipios de la banda oriental, la recomendación es desviarse por la calle 28 a la altura del puente “La Virgencita”.
En cuanto a las posibles causas del colapso, aunque algunos habitantes de la zona han sugerido que una fuga en tubos que pasan por el área podría haber sido el detonante, el gobernador Verano indicó que aún no se tiene una versión oficial de lo ocurrido. La incertidumbre sobre las causas del colapso subraya la necesidad de una investigación exhaustiva para evitar futuros incidentes similares.
La situación ha generado una gran preocupación entre los habitantes de Barranquilla y Soledad, quienes dependen del puente para sus desplazamientos diarios. La infraestructura vial en la región es crucial para la conectividad y el desarrollo económico, por lo que la pronta rehabilitación del puente es una prioridad para las autoridades.
El colapso del puente también pone de relieve la importancia de la supervisión y el mantenimiento constante de las infraestructuras públicas. La falta de mantenimiento adecuado puede tener consecuencias devastadoras, como se ha visto en este caso. Las autoridades deben tomar medidas para garantizar que todas las infraestructuras críticas sean inspeccionadas y mantenidas regularmente para prevenir tragedias similares en el futuro.
Además, este incidente resalta la necesidad de una respuesta rápida y coordinada por parte de las autoridades en situaciones de emergencia. La colaboración entre diferentes niveles de gobierno y agencias es esencial para manejar eficazmente las crisis y minimizar su impacto en la población.
En resumen, el colapso del puente de la calle 30 entre Barranquilla y Soledad ha dejado una estela de dolor y preocupación. Las autoridades están trabajando para atender la emergencia y rehabilitar la infraestructura lo más pronto posible. Sin embargo, este trágico evento también debe servir como un llamado a la acción para mejorar la supervisión y el mantenimiento de las infraestructuras públicas, así como para fortalecer la capacidad de respuesta ante emergencias.