El 8 de agosto, Carles Puigdemont, líder independentista catalán, reapareció en Barcelona tras casi siete años de exilio. Ante miles de seguidores, lanzó un fervoroso “¡Viva Cataluña libre!” y se esfumó rápidamente, desafiando a la justicia española que mantiene una orden de arresto en su contra por malversación. Esta breve pero impactante aparición buscaba reavivar el movimiento independentista en Cataluña.
La policía catalana, los Mossos d’Esquadra, activó el dispositivo “Jaula” para controlar las vías de salida de la ciudad y localizar a Puigdemont. Un agente de los Mossos fue detenido por presuntamente colaborar en la huida, prestando el vehículo en el que Puigdemont habría escapado. Sin embargo, los detalles de esta colaboración aún no se han esclarecido completamente.
Durante su discurso, Puigdemont se dirigió a cerca de 3.000 simpatizantes que coreaban “¡presidente, presidente!” y agitaban banderas independentistas. “No sé cuánto tiempo va a pasar hasta que volvamos a vernos, amigos y amigas, pero pase lo que pase cuando nos volvamos a ver espero que podamos volver a gritar juntos bien fuerte (…) ¡Viva Cataluña libre!”, expresó el líder independentista. Albert, un manifestante barcelonés, comentó emocionado sobre el tono calmado de Puigdemont.
El discurso duró apenas cinco minutos, pero fue suficiente para movilizar a miles de personas hacia el Parlamento catalán. Allí estaba prevista la sesión de investidura del socialista Salvador Illa como nuevo presidente autónomo de Cataluña. La presencia de Puigdemont y la posible detención podrían aplazar o suspender el pleno, poniendo en riesgo la frágil alianza del gobierno nacional con Junts, el partido de Puigdemont.
Puigdemont huyó a Bélgica hace siete años tras el fracaso de su intento de secesión. Desde entonces, ha vivido en el exilio. El 7 de agosto, anunció su “viaje de regreso” y su compromiso de asistir a la sesión del Parlamento regional. “Que para hacerlo me arriesgue a una detención arbitraria e ilegal evidencia la anomalía democrática que tenemos el deber de denunciar y combatir”, afirmó en un vídeo publicado en redes sociales.
La ultraderechista Vox tenía planeada una contra protesta frente al Parlamento. Ignacio Garriga, secretario general de Vox, declaró en X: “No toleraremos la humillación de ver entrar en el Parlamento a un delincuente y prófugo de la Justicia”. Tanto Vox como el Partido Popular criticaron la falta de detención de Puigdemont, y varios líderes populares pidieron la dimisión de Pedro Sánchez.
Carles Puigdemont, un obstinado independentista catalán, ha sido una figura controvertida en la política española. Nacido el 29 de diciembre de 1962 en Amer, un pequeño pueblo al norte de Barcelona, es el segundo de ocho hermanos. Está casado con una periodista rumana y es padre de dos niñas. En su juventud, tocaba la guitarra en un grupo de rock, aunque bromea que “afortunadamente no queda ninguna grabación”.
Estudió filología catalana y trabajó como periodista antes de dedicarse a la política. Fue redactor jefe del diario en catalán “El Punt”, director de la Agencia Catalana de Noticias (ACN) e impulsor de “Catalonia Today”, un diario sobre Cataluña en inglés. En 2011, fue elegido alcalde de Girona por el partido nacionalista Convergència i Unió. En enero de 2016, una serie de circunstancias lo llevaron inesperadamente al frente del gobierno catalán.
“Aceptó, por responsabilidad y por independentista, más que por gusto o por ambición”, explicó Santi Vila, miembro de su gobierno, en su libro de memorias. Desde su posición, Puigdemont protagonizó uno de los momentos más trascendentales de la España contemporánea. En octubre de 2017, proclamó unilateralmente la independencia de Cataluña, aunque esta nunca se materializó. “No hay un botón que pulsándolo te salga una república”, lamentó más tarde en una entrevista con la AFP en 2018.
Puigdemont volvió a la escena política española hace un año para negociar una ley de amnistía para los independentistas catalanes. Esta ley debía beneficiarlo a él principalmente, a cambio del apoyo de su partido al socialista Pedro Sánchez. Sin embargo, el 1 de julio, el Tribunal Supremo determinó que no podía beneficiarse de esta ley en el delito de malversación que pesa sobre él.
La reaparición de Puigdemont en Barcelona ha reavivado el debate sobre la independencia de Cataluña y la respuesta del gobierno español. La situación sigue siendo tensa y el futuro político de Cataluña, incierto.