La fiebre amarilla ha irrumpido con fuerza en el departamento de Tolima, generando preocupación entre las autoridades y la población. Hasta la fecha, se han registrado 11 casos confirmados, de los cuales tres han resultado en fallecimientos. Además, cinco personas se encuentran con pronóstico reservado, lo que subraya la gravedad de la situación. En respuesta, las autoridades han intensificado las jornadas de vacunación masiva, con el objetivo de contener el brote y proteger a la población.
Desde finales de octubre, la Secretaría de Salud del Tolima declaró la alerta amarilla en cinco municipios del departamento. Esta medida se tomó tras la aparición de los primeros casos de fiebre amarilla en la región. El 7 de noviembre, el Ministerio de Salud anunció la implementación de un cerco epidemiológico en 11 municipios, con el fin de frenar la propagación del virus. Sin embargo, la atención se centra principalmente en Cunday, Prado, Purificación y Villarrica, donde se han reportado la mayoría de los casos.
El Instituto Nacional de Salud (INS) ha confirmado ocho de los 11 casos reportados en el departamento. En Cunday se han registrado tres casos, mientras que en Prado y Purificación se han confirmado dos casos en cada municipio. Villarrica ha reportado un caso. De estos, tres pacientes han fallecido, cinco están en estado crítico y tres permanecen bajo observación constante. Este panorama ha llevado a las autoridades a coordinar esfuerzos a través de un Puesto de Mando Unificado (PMU), en el que participan el Ministerio de Salud, la Secretaría de Salud departamental, alcaldías, EPS, Defensa Civil, Cruz Roja y la Organización Panamericana de Salud (OPS).
Una de las principales estrategias adoptadas ha sido la realización de jornadas de vacunación masiva en los municipios priorizados. La Secretaria de Salud, Katherine Rengifo Hernández, ha enfatizado la importancia de que la población se vacune, especialmente en las zonas turísticas. “Dependiendo del comportamiento de la enfermedad, llegaremos a solicitar el carné de vacunación en puntos de acceso estratégico”, señaló Rengifo Hernández. El Ministerio de Salud ha establecido un plazo de 15 días para completar la vacunación en los municipios priorizados.
La fiebre amarilla es una enfermedad vírica aguda y hemorrágica, transmitida por la picadura de mosquitos de los géneros Aedes y Haemogogus. Los síntomas suelen aparecer entre 3 y 6 días después de la picadura e incluyen fiebre, dolor muscular y de cabeza, pérdida de apetito, náuseas y vómitos. La mayoría de los pacientes se recuperan tras esta fase inicial. Sin embargo, alrededor del 15 % de los afectados entran en una segunda fase más tóxica, en la que varios sistemas del cuerpo se ven comprometidos y la función renal se deteriora. De los pacientes que alcanzan esta fase, la mitad fallece en un plazo de 10 a 14 días, mientras que el resto se recupera sin secuelas significativas.
A pesar de la gravedad de la enfermedad, no existe un tratamiento específico para la fiebre amarilla. No obstante, la vacuna es una medida preventiva altamente efectiva, ya que una sola dosis proporciona inmunidad de por vida. En Tolima, las coberturas de vacunación superan el 93 %, según el Ministerio de Salud. Por ello, los esfuerzos se están concentrando en las áreas rurales o selváticas del departamento, donde la cobertura es menor.
La situación en Tolima pone de manifiesto la importancia de la prevención y la vacunación en la lucha contra la fiebre amarilla. Las autoridades continúan trabajando para contener el brote y proteger a la población, mientras que la comunidad debe colaborar activamente en las jornadas de vacunación y seguir las recomendaciones de salud pública. La coordinación entre las diferentes entidades y la participación ciudadana son clave para superar este desafío y evitar que la fiebre amarilla se propague aún más en la región.