En un giro inesperado que ha sacudido el panorama deportivo y político de Barranquilla, el alcalde Alejandro Char ha lanzado un firme reclamo a Panam Sports, la organización responsable de los Juegos Panamericanos. La controversia surge tras la decisión de esta entidad de retirar a Barranquilla como sede de los Juegos Panamericanos 2027, una decisión que ha dejado un amargo sabor de boca entre los habitantes de la ciudad y sus dirigentes. La petición del alcalde Char no es menor: exige la devolución de los $9.000 millones de pesos colombianos que la ciudad había adelantado para la organización del evento, una suma que representa no solo un significativo desembolso económico sino también la esperanza y el entusiasmo de una comunidad volcada en el deporte.
La solicitud de Char, expresada con vehemencia en una carta dirigida a Neven Ilic Álvarez, presidente de Panam Sports, subraya la injusticia percibida por la ciudad al ver evaporarse la oportunidad de ser el epicentro deportivo del continente. “No pueden quedarse con el dinero de los impuestos de los barranquilleros destinado a la promoción de nuestros deportistas”, argumenta el alcalde, poniendo de manifiesto la profunda decepción y el sentido de agravio que siente la ciudadanía.
Este conflicto no solo pone en relieve las complejidades inherentes a la organización de eventos deportivos de tal magnitud, sino que también destapa las tensiones entre las expectativas locales y las decisiones tomadas en esferas más altas. La retirada de la sede, decidida unilateralmente por Panam Sports el pasado 2 de enero, según el alcalde Char, se produjo a pesar de que el Gobierno Nacional tenía hasta el 31 de enero para realizar el último pago pactado. Esta acción ha sido interpretada por muchos como un desaire, especialmente teniendo en cuenta las insistencias políticas del Gobierno para mantener la sede en Barranquilla.
La ministra del Deporte, Astrid Rodríguez, ha confirmado que la decisión de no girar los recursos se tomó “por miedo a girar tanta plata”, una declaración que arroja luz sobre las preocupaciones financieras y los cálculos de riesgo que subyacen a la organización de eventos de esta envergadura. Sin embargo, esta prudencia ha tenido un costo elevado para Barranquilla, no solo en términos económicos sino también en lo que respecta a su reputación y orgullo como ciudad anfitriona.
Ante la negativa de Panam Sports de devolver los fondos, el alcalde Char ha advertido que la ciudad está preparada para tomar medidas legales. “Nuestros abogados están listos para embargar cuentas y llegar hasta las últimas consecuencias para defender lo que es de nuestro deporte local”, afirmó, evidenciando la determinación de Barranquilla de luchar por lo que considera justo.
Este conflicto entre Barranquilla y Panam Sports no solo es una disputa financiera; es un reflejo de las complejas dinámicas que intervienen en la organización de eventos deportivos internacionales, donde las aspiraciones locales se encuentran con la realidad de la política y la economía global. Mientras Barranquilla se prepara para una posible batalla legal, la comunidad deportiva y los ciudadanos esperan ansiosos una resolución que, esperan, devuelva a la ciudad no solo su inversión sino también su dignidad y sus sueños de ser un faro del deporte en América Latina.