En la madrugada del 10 de noviembre, la ciudad de Gaza se vio sacudida por una serie de explosiones que culminaron en un ataque al hospital Al Shifa, el más grande de la Franja de Gaza. Según el gobierno de Hamás, el saldo fue de 13 personas fallecidas y decenas de heridos. Este suceso, que ha generado una ola de consternación y críticas internacionales, se inscribe en un contexto de violencia que ha escalado dramáticamente en las últimas semanas.
El hospital Al Shifa, conocido por ser un centro neurálgico para la atención médica en el enclave palestino, se convirtió en escenario de guerra cuando, según el director del establecimiento, Mohammad Abu Salmiya, tanques israelíes abrieron fuego contra el complejo hospitalario. A pesar de las graves acusaciones, el ejército israelí no ha emitido comentarios al respecto. Sin embargo, previamente había informado sobre intensos combates en las inmediaciones del hospital y había acusado a Hamás de utilizar estas instalaciones como cuarteles militares y refugios para sus comandantes.
La agencia AFP, que ha estado cubriendo los eventos, no ha podido verificar de manera independiente el número de víctimas proporcionado por Hamás. No obstante, las imágenes captadas por AFPTV muestran una bola de fuego y una columna de humo que se eleva sobre la ciudad, evidenciando la magnitud del ataque.
El conflicto entre Israel y Hamás ha alcanzado niveles de violencia sin precedentes, especialmente desde el ataque del 7 de octubre, en el que combatientes islamistas mataron a 1.400 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a unas 240. En respuesta, Israel prometió “aniquilar a Hamás”, una declaración que ha sido seguida por una serie de bombardeos que han dejado un saldo de más de 10.800 muertos, principalmente civiles, según cifras del Ministerio de Salud de Hamás.
La situación en la Franja de Gaza es desesperada. Abu Mohammad, un residente de 32 años, relató cómo él y 15 miembros de su familia buscaron refugio en el hospital Al Shifa huyendo de los bombardeos en su barrio. “No queda ningún lugar seguro”, expresó, reflejando el sentir de una población atrapada en el fuego cruzado. Testigos han reportado que el ejército israelí ha rodeado con tanques algunos hospitales de la Ciudad de Gaza, lo que ha provocado el desplazamiento forzado de cientos de miles de personas hacia el sur del territorio palestino.
Este último bombardeo contra el hospital Al Shifa no solo representa una tragedia humanitaria, sino que también plantea serias preguntas sobre el respeto a las leyes internacionales que protegen los establecimientos médicos en tiempos de guerra. Las acusaciones de Hamás hacia Israel y las justificaciones de este último sobre el uso de hospitales como instalaciones militares por parte de grupos armados, crean un escenario complejo que dificulta la labor de las organizaciones humanitarias y la protección de los civiles.
La comunidad internacional se encuentra ante un dilema ético y político. Por un lado, debe condenar y buscar la prevención de ataques a infraestructuras civiles esenciales como los hospitales. Por otro, debe abordar la problemática de grupos armados que operan en zonas densamente pobladas, lo que pone en riesgo la vida de los civiles y dificulta la distinción entre objetivos militares y civiles.
La narrativa de este conflicto, plagada de sufrimiento y devastación, continúa desarrollándose mientras el mundo observa y debate las medidas necesarias para restaurar la paz y la seguridad en la región. La protección de los derechos humanos y el cumplimiento del derecho internacional humanitario deben ser la piedra angular de cualquier esfuerzo por resolver esta crisis. Mientras tanto, las voces de las víctimas y los testimonios de aquellos atrapados en el conflicto deben ser escuchados y servir como un recordatorio de la urgencia de encontrar una solución duradera.
