Volcan Purace
Volcan Purace

En la penumbra de la noche del 16 de noviembre, los sensores del Servicio Geológico Colombiano (SGC) captaron una señal sísmica inusual en el volcán Puracé, un gigante dormido a tan solo 26 kilómetros de Popayán, en el departamento del Cauca. Este evento, registrado a las 7:29 p.m., podría ser el preludio de una actividad volcánica más intensa, marcada por la posible emisión de gases y ceniza hacia la atmósfera, un fenómeno que no solo es espectacular, sino también potencialmente peligroso.

El volcán Puracé, parte integral de la Cadena Volcánica Los Coconucos, es uno de los 25 colosos cuya actividad es vigilada constantemente por el SGC. La alerta amarilla emitida no es un llamado a la alarma inmediata, sino un aviso de que el volcán muestra cambios en su comportamiento habitual. Estos cambios pueden incluir, pero no se limitan a, sismos perceptibles, fracturamiento de roca, emisiones de gases, deformaciones del terreno, olores sulfurosos, ruidos subterráneos, variaciones de temperatura y ondas de presión.

A pesar de que la altura de la columna de humo aún no ha sido confirmada, ya que requiere de una revisión detallada a través de las cámaras instaladas en las alturas del Puracé, el SGC ha advertido que es probable que el volcán continúe con estas emisiones. La ceniza volcánica, si es expulsada, podría depositarse en las comunidades aledañas, dependiendo de la dirección del viento en ese momento. Este es un factor crítico, ya que la ceniza volcánica puede tener impactos significativos en la salud, la agricultura y la infraestructura.

Ante esta situación, el SGC ha hecho un llamado a la comunidad para que permanezca alerta a los cambios en la actividad del volcán, siguiendo los boletines y la información difundida por los canales oficiales. Además, es esencial atender las instrucciones de las autoridades locales y departamentales, así como de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres. La preparación y la prevención son clave en la gestión de este tipo de fenómenos naturales.

La comunidad científica, por su parte, continúa con el monitoreo exhaustivo del volcán, analizando cada señal sísmica y cada posible emisión de gases y ceniza. La información recabada no solo sirve para actualizar el estado de alerta, sino también para entender mejor la dinámica interna de este volcán activo. La colaboración entre geólogos, vulcanólogos, autoridades y la comunidad es fundamental para mitigar los riesgos asociados a la actividad volcánica.

En este contexto, es importante que la población conozca y comprenda los planes de evacuación y las rutas de escape, así como que mantenga un kit de emergencia preparado. La educación y la información son herramientas poderosas que pueden salvar vidas en caso de que la situación se intensifique.

El volcán Puracé, con su reciente actividad, nos recuerda la fuerza impredecible de la naturaleza y la necesidad de estar siempre preparados. A medida que los científicos del SGC y otros expertos continúan su vigilancia, la comunidad debe permanecer informada y atenta. La prevención y la preparación son, sin duda, las mejores respuestas ante la majestuosidad y el poder de los volcanes.

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