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En medio de la celebración del día del periodista en Colombia, el 9 de febrero de 2024, se destapa una realidad que contrasta con los festejos: la lucha diaria y los riesgos que enfrentan los periodistas para ejercer su profesión en el país. A través de conversaciones con reporteros que han sido víctimas de amenazas, se revela un panorama sombrío para la libertad de prensa en regiones azotadas por el conflicto armado interno. La Fundación para la Libertad de Prensa (Flip) reportó 460 casos de ataques contra la prensa en 2023, afectando a más de 505 periodistas, de los cuales 158 fueron amenazas directas. Este escenario pone de manifiesto la vulnerabilidad de los comunicadores, especialmente en áreas donde la presencia de grupos armados como el ELN y disidencias de las FARC, intensifica los peligros.

Sandra Buitrago, periodista en el departamento de Arauca, fronterizo con Venezuela, comparte su experiencia de ser amenazada por publicar artículos que involucraban a excombatientes de las FARC. Su testimonio ilustra la complejidad de informar en zonas donde el conflicto armado sigue siendo una realidad palpable. Por otro lado, Diego de Pablos, corresponsal en Cúcuta, narra su secuestro por parte del ELN en 2016, una experiencia que, aunque aterradora, no ha mermado su pasión por el periodismo. Daniel Muñoz, con 25 años de carrera y amenazas recientes al cubrir la peligrosa ruta migratoria del Tapón del Darién, resalta el compromiso y amor por su profesión a pesar del miedo y el riesgo constante.

La situación de la libertad de prensa en Colombia es alarmante. Según Reporteros Sin Fronteras, el país se ubicó en el puesto 145 de 180 en el índice de libertad de prensa en 2022. Fabiola León, representante en Colombia de esta organización, enfatiza que las amenazas contra periodistas son recurrentes y se agudizan, especialmente en zonas rurales afectadas por conflictos territoriales y violencia entre grupos armados. La mayoría de estas amenazas están relacionadas con reportajes sobre bandas criminales, narcotráfico, temas ambientales y sus conexiones con la política regional.

La valentía y el compromiso de los periodistas colombianos, como Sandra Buitrago, Diego de Pablos y Daniel Muñoz, resaltan en este contexto adverso. A pesar de las amenazas y los peligros, su amor por el periodismo y su determinación por informar y denunciar injusticias prevalecen. Este día del periodista, más que una celebración, es un recordatorio de los desafíos que enfrentan quienes buscan ejercer su profesión libremente en Colombia. La lucha por una prensa libre y segura es fundamental para la democracia y el desarrollo de cualquier sociedad. Es imperativo que se tomen medidas para proteger a los periodistas y garantizar su seguridad, permitiéndoles así continuar su labor esencial de informar al público sin temor a represalias. La libertad de prensa es un pilar de la democracia que debe ser defendido a toda costa.

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