La cebolla es un alimento versátil y nutritivo que se encuentra disponible en el mercado durante todo el año. Según la Fundación Española de la Nutrición (FEN), la cebolla es una fuente de proteínas, potasio, vitamina C, flavonoides y compuestos azufrados. Una ración de cebolla (150 g) cubre el 48 % de las ingestas recomendadas de vitamina C para la población de estudio. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la vitamina C es termosensible, por lo que su aporte disminuiría si se consume cocida.

El portal portugués Tua Saúde destacó que el consumo de cebolla es ideal para bajar el colesterol LDL y los triglicéridos gracias a las saponinas que contiene, lo que disminuye el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas como aterosclerosis o infartos. Además, la cebolla ayuda a disminuir la presión arterial gracias a la aliina y antioxidantes que promueven la relajación de los vasos sanguíneos, mejorando la circulación de la sangre. Asimismo, podría ejercer acción antiagregación plaquetaria, disminuyendo el riesgo de formar coágulos sanguíneos que originen enfermedades como un ACV.

La cebolla también es útil para prevenir y combatir enfermedades como la gripe, resfriados, amigdalitis, asma y alergias, así como el cáncer y contra la infección por candida albicans. Esto se debe a que es un alimento rico en quercetina, antocianinas (principalmente en las cebollas moradas), vitaminas del complejo B, C y otros compuestos antioxidantes que le proporcionan acción antimicrobiana y antiinflamatoria. Además, la cebolla es rica en antioxidantes, lo que la convierte en una excelente opción para prevenir el envejecimiento precoz.

La cebolla también ayuda a regular el azúcar en la sangre debido a que contiene quercetina y compuestos sulfurados que poseen propiedades hipoglucemiantes, por lo que es una excelente opción para personas con prediabetes y diabetes. Según el portal de salud Clikisalud.net de la Fundación Carlos Slim, la cebolla “estimula las funciones del hígado, la vesícula, el páncreas y el estómago. Adicional, neutraliza los ácidos y activa la secreción de los jugos gástricos, favoreciendo la flora intestinal”. Además, este alimento es diurético, lo cual es ideal para la eliminación de toxinas.

La cebolla también es un alimento prebiótico que actúa como fertilizante que estimula el crecimiento de bacterias sanas en el intestino. Además, es antioxidante y los antioxidantes son compuestos químicos que interactúan con los radicales libres y los neutralizan, lo que les impide causar daño. La cebolla es un alimento que puede consumirse crudo, cocido, en salsa, en conservas y hasta en té. De hecho, para preparar el té hay que hervir una taza de agua y agregar el jugo de media cebolla que se extrae con un procesador.

Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, reveló una receta para incluir la cebolla y aprovechar sus beneficios: sopa de cebolla francesa. Esta receta combina la cebolla con caldo de carne de res con bajo contenido de sodio, tomillo fresco, salsa de soja con bajo contenido de sodio y queso gruyere rallado.

Es importante tener en cuenta que antes de consumir algún alimento es necesario consultar al médico tratante o a un nutricionista para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona. La información aquí no sustituye la asesoría médica.

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