En el Mes por la Paz, la Unidad de Restitución de Tierras (URT) ha iniciado un proceso significativo de restitución de tierras en Colombia. Este esfuerzo busca reparar a las víctimas del conflicto armado, entregando 14.616 hectáreas y 4.198 metros cuadrados a comunidades étnicas y campesinas. La restitución abarca tres territorios étnicos y 27 predios en 19 municipios de siete departamentos del país.

El Consejo Comunitario por la Identidad Cultural de Mandé ha recuperado 12.399 hectáreas de su territorio ancestral. Este territorio se encuentra entre los municipios de Urrao y Frontino en Antioquia. La URT, en coordinación con operadores judiciales, representantes de entidades competentes en sentencias de restitución, miembros de la Fuerza Pública, el Ministerio Público y líderes de las comunidades beneficiarias, llevará a cabo la entrega.

De las 14.616 hectáreas que serán restituidas en septiembre, 7.106 metros cuadrados se destinarán a tres comunidades étnicas en los departamentos de Antioquia y La Guajira. Esta entrega se realiza bajo la ruta colectiva del proceso de restitución de tierras. Además, se asignarán 351 hectáreas y 7.092 metros cuadrados a familias campesinas en la ruta individual del proceso de restitución de tierras.

Para la entrega de territorios ancestrales a comunidades étnicas, se destacan tres casos emblemáticos. El primero es la restitución al Consejo Comunitario por la Identidad Cultural de Mandé, ubicado entre los municipios de Urrao y Frontino en Antioquia. Gracias al fallo de restitución de tierras, sus integrantes recuperaron un territorio de 12.394 hectáreas más 9.740 metros cuadrados.

Otro caso emblemático es el Consejo Comunitario Pueblo Nuevo, localizado en el municipio de Zaragoza, en la subregión del Bajo Cauca antioqueño. El fallo de restitución le reconoce derechos sobre 233 hectáreas y 7.366 metros cuadrados. Por último, la Comunidad Indígena Tugeka del pueblo Kogüi, en el municipio de Dibulla (La Guajira), recuperará el control sobre 1.636 hectáreas de su territorio ancestral en la vereda de Río Ancho. Con estas restituciones, se asegura el restablecimiento de los derechos de 522 familias, que en total suman 1.868 personas, pertenecientes a dos comunidades afrodescendientes y una indígena.

En la entrega material de predios a familias campesinas, que se enmarca en la ruta de restitución individual, se entregarán 27 predios que abarcan 351 hectáreas y 7.092 metros cuadrados a 33 familias. Estas familias, compuestas por 196 personas, volverán a sus lugares de origen en zonas rurales de 15 municipios repartidos en siete departamentos. Estos municipios incluyen Pailitas, La Jagua de Ibirico y Becerril (Cesar); Santander de Quilichao (Cauca); Ovejas y Morroa (Sucre); Valle del Guamuez y San Miguel (Putumayo); Chigorodó, Apartadó, Arboletes y Yondó (Antioquia); y Rionegro, El Playón y Simacota (Santander).

Govani Yule, director general de la URT, ha resaltado la importancia de estas entregas en la armonización de la vida en los territorios afectados. “Estamos llegando a los lugares más apartados y resolviendo casos complejos. Además, le estamos devolviendo no solo la tierra, sino la cultura, las tradiciones y la vocación productiva a los territorios. En el Gobierno del Cambio estamos promoviendo la participación institucional y transformando la ruralidad desde la visión y aporte de las comunidades”, afirmó Yule.

La labor de la URT no solo se limita a la restitución de tierras. También busca consolidar el proceso de restablecimiento integral de los derechos de las víctimas del conflicto armado. A través de estas acciones, la Unidad de Restitución de Tierras avanza en el cumplimiento de sus compromisos y en la restauración de la paz en las áreas afectadas por el conflicto.

Este proceso de restitución de tierras es un paso crucial hacia la reconciliación y la justicia en Colombia. Las comunidades beneficiadas no solo recuperan sus tierras, sino también su identidad cultural y su capacidad productiva. La URT, junto con otras entidades, trabaja para asegurar que estas restituciones sean sostenibles y que las comunidades puedan prosperar en sus territorios recuperados.

La entrega de tierras a comunidades étnicas y campesinas es un reconocimiento a su resistencia y lucha. Estas comunidades han sido históricamente marginadas y afectadas por el conflicto armado. La restitución de tierras es una forma de reparar el daño causado y de promover la equidad y la justicia social.

El proceso de restitución de tierras también tiene un impacto positivo en la economía local. Al recuperar sus tierras, las comunidades pueden reactivar sus actividades agrícolas y productivas. Esto no solo mejora su calidad de vida, sino que también contribuye al desarrollo económico de las regiones afectadas.

La participación de las comunidades en el proceso de restitución es fundamental. La URT trabaja de la mano con los líderes comunitarios para asegurar que las restituciones se realicen de manera justa y equitativa. La participación comunitaria también garantiza que las soluciones propuestas sean sostenibles y adecuadas a las necesidades de cada comunidad.

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