El gobierno del Reino Unido ha tomado una decisión que ha generado tanto alivio como controversia: la cancelación del proyecto de construcción de un túnel cerca del sitio de patrimonio de Stonehenge. Este proyecto, que había sido aprobado por el gobierno conservador anterior, ha sido objeto de intensos debates y desafíos legales debido a sus posibles impactos arqueológicos y ambientales.
Rachel Reeves, ministra de Hacienda del Reino Unido, anunció la cancelación del plan de reurbanización que incluía la construcción de un túnel de dos millas cerca del icónico monumento. Durante su intervención en el Parlamento, Reeves explicó que la decisión se tomó en el contexto de una reestructuración presupuestal necesaria para abordar un déficit fiscal de más de $28 mil millones de dólares. El proyecto del túnel, que habría costado más de $2 mil millones de dólares, fue considerado inasequible y de bajo valor en comparación con otras prioridades fiscales.
La auditoría del Tesoro respaldó esta decisión, señalando que el túnel A303 de Stonehenge y el proyecto A27 en West Sussex eran compromisos costosos que habrían requerido 587 millones de libras el próximo año. En un documento publicado el 29 de julio, se formalizó el anuncio de la cancelación.
El proyecto del túnel había sido una fuente de preocupación para historiadores y ambientalistas. La transitada carretera A303, que pasa cerca de Stonehenge, sufre de congestión debido a su diseño de un solo carril en cada dirección en esa sección, mientras que el resto de la ruta es de doble calzada. La propuesta del túnel de doble tubo, que se había discutido durante más de dos décadas, buscaba aliviar esta congestión. Sin embargo, las preocupaciones sobre el costo y los posibles daños al sitio histórico habían llevado a la cancelación de proyectos similares en el pasado.
Los grupos opositores a la construcción del túnel celebraron la decisión del gobierno laborista. Tom Holland, presidente del grupo de campaña Stonehenge Alliance, expresó su alivio en un comunicado de prensa, calificando el proyecto como una “propuesta monstruosa” que nunca debería haber avanzado. Para estos grupos, la cancelación representa una victoria en la protección del paisaje prehistórico más sagrado del Reino Unido.
No obstante, no todos comparten esta visión. English Heritage, la organización que administra el sitio de Stonehenge, había apoyado firmemente el proyecto del túnel. Un portavoz de la organización argumentó que el túnel habría reunido el paisaje antiguo y permitido que más personas exploraran y disfrutaran del sitio. English Heritage expresó su intención de seguir dialogando con el gobierno para encontrar una solución que satisfaga las necesidades de conservación y accesibilidad del sitio.
El National Trust, otro órgano rector de sitios protegidos en el Reino Unido, también se pronunció sobre la cancelación. En un comunicado, la organización destacó la necesidad de una solución para eliminar la carretera de superficie que actualmente daña Stonehenge y su paisaje circundante. El proyecto del túnel había sido propuesto inicialmente para aliviar el tráfico pesado que pasa por la carretera cercana, una preocupación que sigue sin resolverse.
En medio de esta controversia, la UNESCO también ha jugado un papel importante. La organización rechazó recientemente la propuesta de incluir Stonehenge en la lista de Patrimonio Mundial en Peligro, argumentando que la inclusión de un sitio en esta lista no es punitiva, sino que busca llamar la atención internacional sobre la necesidad urgente de medidas de conservación. La UNESCO advirtió que, si no se abordan los problemas, podría eliminar el sitio de la lista de Patrimonio Mundial, aunque esto es poco común.
La cancelación del proyecto del túnel cerca de Stonehenge es un ejemplo claro de los desafíos que enfrentan los gobiernos al equilibrar el desarrollo de infraestructura con la preservación del patrimonio cultural y natural. Mientras algunos celebran la protección del sitio histórico, otros lamentan la pérdida de una oportunidad para mejorar la accesibilidad y aliviar la congestión del tráfico. La búsqueda de una solución que satisfaga a todas las partes involucradas continúa, y el futuro de Stonehenge sigue siendo un tema de debate y preocupación.