El ex presidente uruguayo José Mujica enfrenta uno de los momentos más difíciles de su vida. A fines de junio, completó 32 sesiones de radioterapia para tratar un cáncer de esófago. A pesar de su enfermedad, Mujica continuó participando en actos de campaña a favor de Yamandú Orsi, el candidato del Frente Amplio que ganó la interna. Sin embargo, su esposa, Lucía Topolansky, ha revelado que Mujica atraviesa una etapa particularmente dura de su tratamiento.
Topolansky explicó en una conferencia de prensa que la radioterapia ha inflamado el aparato digestivo de Mujica, lo que le impide comer alimentos sólidos. “Está en el momento más difícil porque tiene el acumulado de toda la radiación y eso inflama el aparato digestivo. Como comemos por el esófago, desgraciadamente solo puede comer sopita, algún jugo y gelatina. Y los uruguayos estamos acostumbrados a prendernos al asado, al guiso, a otras cosas. Es penoso eso”, dijo.
A pesar de las dificultades, Mujica mantiene un buen ánimo. Sin embargo, las bajas temperaturas del invierno han limitado sus actividades. Aunque participó en algunos actos de campaña, fueron significativamente menos en comparación con otros momentos. Topolansky recordó que en ciclos electorales anteriores, Mujica llegó a hacer hasta ocho actos diarios. “Es como un perro que está atado a la cadena, y todavía sin comer. Es bravo”, comentó.
Esta etapa del tratamiento se extenderá durante un mes y medio, hasta que se le pueda realizar un nuevo control. A pesar de las dificultades, Topolansky se mostró optimista y aseguró que los médicos han trabajado muy bien. “Hay que esperar. Lo único que tenés que tener es paciencia”, sentenció.
Mujica también ha hablado sobre su estado de salud. En el programa Nada que perder, de M24, mencionó que sufre algunas “consecuencias” inflamatorias. “Estoy sensiblemente mejor, pero me debilita mucho y es lo que se podía hacer en el caso mío. Los médicos apuestan a eliminar (el tumor), pero veremos”, explicó.
En esa misma entrevista, Mujica anunció la posibilidad de un encuentro con el Papa Francisco, siempre y cuando su salud lo permita. “Es una posibilidad si la salud me lo permite, pero todo va a depender de los médicos”, dijo. Mujica destacó la importancia de este encuentro debido a la influencia del Papa en el mundo. “Sería una colaboración en el campo de las ideas. Si puedo, lo voy a hacer. Y si no, veremos”, expresó.
La relación entre Mujica y el Papa Francisco no es nueva. En 2013, pocos meses después de la asunción del líder de la Iglesia Católica, tuvieron una reunión de 45 minutos en la que Mujica le planteó su preocupación por la situación en Colombia y le pidió una participación “en términos de humanidad” de la iglesia. Mujica describió esa conversación como “hablar con un amigo del barrio”. “Es un papa que yo creo que, si lo dejan, se va a poner a hacer una revolución en el seno de la iglesia hacia la sencillez”, auguró.
En 2015, ya como expresidente, Mujica se volvió a reunir con el Papa argentino. Esta relación cercana y el respeto mutuo entre ambos líderes subraya la importancia de un posible nuevo encuentro.
A pesar de su enfermedad, Mujica no ha dejado de lado su compromiso político. A fines de junio, estuvo en el comando de Orsi y celebró en su círculo íntimo. El ex presidente declaró que el candidato “tuvo un regalo” de la vida al gestionar “tantos años” el departamento de Canelones. En esa ocasión, Mujica reflexionó sobre su participación en la campaña. “No hice nada. Al lado de lo que he hecho es una pavada. Yo milito desde que tenía 14 años y me voy a morir militando. Es una forma de vida”, afirmó.
La situación de Mujica es un recordatorio de la fragilidad humana, incluso en figuras tan fuertes y emblemáticas. Su lucha contra el cáncer de esófago y su inquebrantable espíritu de militancia política son un testimonio de su carácter. Mientras enfrenta este difícil momento, su legado y su influencia continúan siendo una fuente de inspiración para muchos.
