El reciente atentado contra Jorge Luis Alfonso López, conocido como El Gatico, en Barranquilla, ha sacudido a la opinión pública y ha puesto de nuevo en el foco la compleja red de relaciones entre la política, el paramilitarismo y el crimen organizado en Colombia. Este incidente, que dejó dos muertos y un herido, se suma a una serie de eventos que han marcado la vida de Alfonso López y su familia, especialmente su madre, Enilce López, alias La Gata.
El ataque ocurrió en la Mediclínica de Barranquilla, donde Alfonso López estaba hospitalizado. Hombres disfrazados de policías de la SIJIN ingresaron al centro médico con una falsa orden de allanamiento y abrieron fuego en la habitación de El Gatico. A pesar del tiroteo, en el que murieron dos personas y una resultó herida, Alfonso López salió ileso. La Policía de Barranquilla ha capturado a dos personas, Eber Manuel Pulgar Rodríguez y Leiber Enrique Acuña Rodríguez, pero aún no se ha determinado quiénes están detrás del atentado.
Uno de los fallecidos en el ataque fue Edelmiro Anaya González, alias El Chino, un exparamilitar del Caribe colombiano condenado por el asesinato del alcalde de El Roble, Eudaldo León Díaz, en 2003. Este fue el segundo atentado contra la vida de El Chino en menos de dos meses. También murió en el ataque un escolta de López, Eduar Yesid Montero de la Hoz, y resultó herido José Rafael Villa Villa.
Alfonso López cumple una condena de 29 años por el asesinato del periodista Rafael Enrique Prins Velásquez, quien investigó las irregularidades de su gestión como alcalde de Magangué. Prins fue asesinado en 2005 y una década después, El Gatico fue encontrado culpable. Desde octubre de 2021, López ha estado en prisión domiciliaria.
Al igual que su madre, Alfonso López ha sido señalado de tener vínculos con la mafia y los grupos paramilitares. Ha intentado acudir a la justicia transicional, pero la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) le ha negado la posibilidad por no contribuir a la verdad. Sin embargo, en febrero de 2023, un juez de Barranquilla le decretó una orden de libertad para desempeñar “labores como facilitador de paz”, lo que desató un escándalo. Alfonso Prada, entonces ministro del Interior, aclaró que López “era facilitador de paz desde su lugar de reclusión y no gestor de paz”.
El presidente Gustavo Petro afirmó en X que Alfonso López es un candidato para confesar ante la JEP, sugiriendo que podría ofrecer información clave sobre la relación entre la clase política y el paramilitarismo. Sin embargo, la JEP aclaró que las puertas están cerradas para El Gatico por la “precariedad de su aporte a la verdad”.
La historia de la familia López está marcada por el crimen y la violencia. Enilce López, La Gata, fue una de las mujeres más ricas del Caribe colombiano y tuvo una estrecha relación con la parapolítica. Financió campañas políticas, incluyendo la primera aspiración presidencial de Álvaro Uribe Vélez en 2002. En 2011, fue condenada a nueve años de prisión por concierto para delinquir, y cumplía una condena de casi 40 años por el asesinato de Amaury Fabián Ochoa Torres cuando murió en enero pasado.
El atentado contra El Gatico parece ser un reflejo de la historia de su madre. Ambos han estado involucrados en actividades ilícitas y han enfrentado la justicia por sus crímenes. La violencia que rodea a esta familia no parece tener fin, y el reciente ataque es un recordatorio de los peligros que enfrentan aquellos que están inmersos en el mundo del crimen organizado.
La captura de dos sospechosos y la localización de una de las camionetas utilizadas en el ataque son avances importantes en la investigación. Sin embargo, la pregunta de quién está detrás del atentado sigue sin respuesta. La Policía de Barranquilla y las autoridades locales continúan trabajando para desentrañar la red de complicidades y venganzas que rodea a la familia López.
El caso de Jorge Luis Alfonso López y su madre, Enilce López, es un ejemplo claro de cómo el crimen organizado y la política pueden entrelazarse de manera peligrosa. La historia de esta familia es un recordatorio de los desafíos que enfrenta Colombia en su lucha contra el paramilitarismo y la corrupción. La violencia y el crimen no solo afectan a las víctimas directas, sino que también tienen un impacto profundo en la sociedad y en la confianza en las instituciones.
